¿En qué se parece el Viagra a los juegos de Disneylandia? Ambos son dos horas de espera por dos minutos de diversión... Discriminar a una mujer por causa de su sexo es algo necio, pero discriminarla porque está embarazada es algo estúpido... Dejo esa frase ahí, en reposo: también yo necesito reposar después de haber sacado del caletre esa magnílocua declaración, digna de ser inscrita en bronce eterno o mármol duradero. Antes de revelar a quién va dirigida narraré algunos cuentecillos que predispongan el ánimo de la República a fin de recibir mi perorata... El odontólogo tenía una amiguita. Le dice cierto día: "No podemos seguir viéndonos en mi consultorio". "¿Por qué no? -replica ella-. Mi marido no sospecha nada". "Es cierto -reconoce el odontólogo-. Pero ya nada más te queda un diente"... La señora le dice a su esposo: "Cómo eres malo, Capronio. Anoche, mientras dormías, llenaste a mi mamá de maldiciones". Responde el individuo, hosco: "¿Y quién te dijo que dormía?"... La mamá de Pepito le pregunta: "¿Ya rezaste tus oraciones de la noche?". "Sí" -contesta el niño. "¿Y le contaste lo mal que te has portado?" -inquiere la señora con tono de severidad. "Ay, mami -dice el precoz chiquillo-. Con los problemas que hay en Iraq, en Israel y Palestina, en Bangladesh, ¿tú crees que a Diosito le va a interesar si me he portado mal o no?"... Le pregunta una chica a otra: "¿Cómo te fue en tu cita de anoche?". "No muy bien -responde la muchacha-. Salí con un piloto de avión, pero no pudo ganar altura"... Don Cornilio llega a su casa. Se desploma en el sillón de la sala y le dice con acento sombrío a doña Facilisa, su mujer: "Estuve con el doctor. Me dijo que soy estéril de nacimiento". Exclama ella: "¡Ay, qué bueno que tuvimos cinco hijos antes de que te diera la noticia!"... El Centro Mexicano de Escritores (parece que de escritoras no) retiró una beca que había ganado la joven autora Ninette Torres. Motivo de esa acción: la becaria está embarazada. Se explica -nunca se justifica- que un acto así, tan contrario a la razón, a la justicia, y aun a la ley se cometa en lugares regidos por hombres ignorantes y sin conciencia de lo que se debe a la equidad. Pero es increíble que eso suceda en un centro de intelectuales, de gente de libros, de personas en quienes el entendimiento se da por entendido y a las que se supone poseedoras de talento y sensibilidad. Los directivos de ese Centro aducen un alegato a priori: el embarazo impedirá a la escritora cumplir el programa de trabajo impuesto por esa agrupación. Al parecer los factores burocráticos predominan ahí sobre la libertad de creación. Independientemente de eso, sin embargo, tal reglamentación es claramente discriminatoria, y viola tanto la legislación nacional como las convenciones internacionales firmadas por México para instaurar la igualdad entre personas de distinto sexo y superar la tradicional discriminación de que ha sido víctima la mujer. Lo sigue siendo, según se desprende de esa burda acción discriminatoria cometida por el Centro Mexicano de Escritores. Sus directivos están en tiempo de reconocer su error. Si malo fue incurrir en él, peor sería empecinarse en la defensa de una decisión a todas luces torpe e inicua... Un señor de edad más que madura -tiraba a anciano ya- llegó a una farmacia. "¿Tiene condones?" -pregunta al dependiente. "Sí hay -responde el encargado, algo extrañado al ver la edad del hombre en relación con su solicitud-. ¿De cuáles quiere?". Responde el veterano con voz esperanzada: "¿Hay algunos que no se doblen?"... FIN.