El 15 de enero de 1894 el barón Pierre de Coubertin dirigió una carta a los gobiernos de las naciones. En su misiva destacaba el bien que el deporte podía hacer a la juventud si se practicaba en acuerdo con los ideales de la antigua Grecia. Dos años después se instauraron los Juegos Olímpicos en el sitio preciso de Atenas donde las competencias se habían interrumpido 15 siglos antes. El espíritu olímpico es en el fondo un espíritu de superación. Todo incita a hacer más que lo ya hecho, y a hacerlo mejor: más rápido, más alto, más fuerte. Pero en cuestión deportiva los mexicanos, como el tío Laureano dijo, no sólo estamos retrocediendo: también vamos p?atrás. A fin de justificar la serie de fracasos que en general ha sido hasta ahora nuestra participación en esta Olimpíada, los atletas y entrenadores esgrimen una frase de Coubertin: ?Lo importante no es ganar, sino competir?. Omiten la última parte del apotegma: ?Competir con honor?. Muchos de nuestros representantes son sólo turistas deportivos que ganan su lugar en la delegación merced a cabildeos y tejemanejes políticos. Algunos de ellos cobran además su participación imponiendo a familiares cercanos como sus entrenadores, a fin de percibir el sueldo que reciben éstos. Naturalmente hacemos el ridículo, y quedamos por abajo hasta de pequeños países con nombres apenas conocidos, sin tradición ni historia. En México han cambiado muchas cosas, pero en la administración deportiva nada se ha transformado. Todo se sigue haciendo como en los tiempos de antes, a través de una especie de mafia que todo lo controla y lo decide todo. Un político inglés, sir Charles Beresford, es autor de una ingeniosidad que viene al caso. El Príncipe de Gales lo invitó a una comida, y Beresford, que no tenía ganas de ir, le envió un telegrama: ?Imposible asistir. Mentira llegará después por correo?. Consideremos los bochornosos fracasos de algunos de nuestros deportistas y, si las cosas siguen como van, mejor no asistamos a la próxima Olimpíada. Cualquier mentira ?hambruna, conflictos civiles, epidemia- será buena para justificar la ausencia. En todo caso enviemos solamente a nuestra nutrida delegación de cómicos, ganadores de todas las medallas en albur. Eso será mejor que volver a pasar las vergüenzas que ahora estamos pasando... Los recién casados fueron de luna de miel a Niagara Falls. A su regreso una amiga le preguntó a la recién casada: ?¿Qué te parecieron las cataratas??. ?¡Bah! ?responde ella con desdén-. Otra de las cosas que no resultó tan grande como yo esperaba?... El joven boy scout declara muy orgulloso en la junta de su grupo: ?Ayer hice mi buena obra del día: evité una violación?. ?¿Evitaste una violación? ?repite con tono admirativo el jefe-. ¿Cómo le hiciste??. Explica con una gran sonrisa el joven boy scout: ?La convencí?... La señorita Peripalda, catequista, les pregunta a las niñas: ?¿Saben qué es un falso testimonio?. Contesta Rosilita: ?No sé exactamente, pero entiendo que es algo que se les levanta a los hombres?... Hubo reunión de papás e hijos en la escuela, y la maestra pidió a los niños que dijeran algo acerca de sus respectivos padres. ?Mi papá es bombero voluntario ?relata Pepito ante la satisfacción de su progenitor-. Cada vez que hay un incendio salta de la cama, se pone su traje de bombero y va a combatir el fuego. Es muy valiente mi papá. En cambio el vecino del otro lado es un miedoso. Cuando hay un incendio se asusta tanto que viene a nuestra casa y se mete en la cama con mi mamá?... FIN.