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De Política y Cosas Peores

Armando Camorra

Don Fecundino era padre ya de 14 hijos. Una trabajadora social lo exhortaba a la morigeración. Le dice: "Recuerde usted la amenaza que representa para el mundo la explosión demográfica". "Ay, señorita -suspira el poderoso genitor-. Ya con la mecha encendida no se acuerda uno de nada"... Babalucas llevó a su novia en auto a un romántico paraje. "Estoy excitada" -le dice la muchacha. "¡Qué bueno! -se alegra el tonto roque-. ¡Te felicito por tu éxito!"... Aquel sujeto abandonó a su esposa y a su pequeño hijo. El juez lo condenó a entregar una cierta cantidad mensual a la señora, para su sostenimiento y el del niño, hasta la mayoría de edad de éste. Cada mes la señora enviaba al hijo a recoger el cheque. Cuando el muchacho cumplió 15 años le informa el individuo: "Mayoría de edad o no, este cheque es el último que le daré a tu madre. Díselo, y fíjate a ver qué cara pone, para que luego me lo digas". Al día siguiente regresó el muchacho. "Le di tu mensaje a mi mamá". "¿Y qué cara puso?" -pregunta con interés el individuo. Responde el hijo: "Me contestó: ‘Dile a ese tonto que él no es tu padre, y que todos estos años ha estado manteniendo al hijo de otro. Díselo, y fíjate a ver qué cara pone, para que luego me lo digas"... Capronio, ya se sabe, es hombre cínico, amoral. El día que se casó, en el momento de decir aquello de "Prometo serte fiel en lo próspero y en lo adverso..." etcétera, se llevó la mano a la espalda y cruzó los dedos índice y cordial en seña de que no hacía ese compromiso con sinceridad, y que no se obligaba a respetarlo. Una madrugada el tal Capronio llegó a su domicilio más pintado que un payaso, con señas de lápiz labial en la boca, las mejillas, el cuello y más al sur. "¿De dónde vienes, cabrísimo grandón?" -le pregunta con iracundia su mujer. "Estuve trabajando" -responde el descarado con hierática expresión de Buster Keaton. "¿Trabajando? -rebufa la señora-. ¡Eres un desvergonzado!". Replica el cínico: "Si fuera un desvergonzado te habría dicho la verdad. Precisamente porque tengo vergüenza es que invento una mentira"... Nadie dice "la manifestación de la gente", "la manifestación de los ciudadanos" o "la manifestación popular". Todo mundo dice: "la manifestación de López Obrador". Y es que él mismo la organizó pro domo sua, es decir, en su defensa, para favorecer sus intereses. Así vayan 5 millones de personas a esa manifestación, el acto no puede ni debe ser suficiente para torcer la ley o para inclinar hacia un lado o hacia otro el criterio de un recto juzgador. Los mítines y desfiles del fascismo eran siempre multitudinarios, pero las muchedumbres que a ellos asistían no abonaban nada a la ética de sus líderes, o a la legalidad de sus acciones. Una manifestación como ésta de López Obrador no es popular, en cuanto que no surgió con espontaneidad del pueblo. Es populista, pues se promueve para sostener un proyecto cuyo líder ha dado muchas e inequívocas muestras de populismo. El Jefe de Gobierno del Distrito Federal es ciertamente un hacedor de tempestades. Pero hay tempestades ante las cuales nadie se debe hincar. Cosa muy torpe es pretender acabar con el antes priista y ahora perredista "por las buenas o por las malas", como afirmó imprudentemente Castañeda. Pero tampoco es cosa de temer que si se le aplica con rectitud la ley arderá el País, y que por eso ha de hacerse con él una excepción. La manifestación organizada por López Obrador y sus aláteres tiene carácter político. El problema afrontado por él tiene carácter jurídico. Consultemos a Perogrullo. Seguramente nos dirá que una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa... FIN.

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