ADVERTENCIA: Hoy aparece aquí el deplorable chascarrillo llamado "El Hombre en el Río de Hielo". Las personas con escrúpulos morales deben abstenerse de leerlo, sobre todo si no están vacunadas. La Liga de la Decencia y la Pía Sociedad de Sociedades Pías han reprobado de consuno ese relato, por su alto grado de sicalipsis. Mis cuatro lectores lo hallarán al final de esta columnejilla... Vergüenza y preocupación ha de causarnos lo sucedido en el Cuarto Informe de Gobierno de Vicente Fox. Vimos un Presidente débil, agotado, que se llenó de angustia al escuchar que su Gobierno está al cuarto para las 12, pues él quisiera que fueran ya las 12. Frente a ese titular de un Poder Ejecutivo que ningún poder casi tiene ya, y que por tanto no ejecuta nada, vimos una oposición, de izquierda sobre todo, engallada y agresiva, que denostó al Presidente, lo interrumpió en decenas de ocasiones, lo interpeló y abucheó incesantemente, y al final le dio la espalda en muestra de desdén y menosprecio. Estremece pensar que de una turba así salen las leyes que nos rigen. No debe haber tantos diputados, ni de la baja estofa que unos muestran. Muchos de ellos ni siquiera fueron electos por los ciudadanos: ocupan su curul en virtud de manipuleos partidistas y de una legislación electoral hecha por los partidos para su beneficio. Y sin embargo esos señores y señoras actúan como dueños de la Nación, a la que expolian y degradan. Ciertamente hay legisladores que merecen en verdad tal nombre. Pero causaba risa oír al Presidente del Congreso llamar "señor legislador" a uno de aquellos pugnaces barbajanes que abandonaban su asiento para ir por los corredores del recinto vociferando una consigna, esgrimiendo un cartel con una demanda particular de su facción o agitando el puño como condenados. No esperamos de nuestros diputados comportamiento de escolapios, pero sí que tengan un cierto decoro personal, y aunque sea un vago sentido de lo que deben a las instituciones. El Presidente Fox se vio desdibujado, nervioso, abrumado por sus beligerantes adversarios. Más que él brilló Beltrones. Sobrados motivos hay para no sentir simpatía por este personaje, pero no cabe duda de que hizo buen papel al contestar en modo firme, y sin embargo respetuoso, el informe presidencial. Su discurso, claro y con sustancia, fue un llamamiento a la concordia, a la unidad, a poner el bien público por encima de cualquier otro interés. Sus palabras serán llevadas por el viento, desde luego, y se perderán en el revuelto ambiente de confrontación y polarizaciones que ahora priva, pero al menos el Presidente de la Cámara cumplió con un deber elemental: recordar a sus compañeros la obligación que tienen de servir a la República y dar a sus acciones sentido ético. Muchos mexicanos sintieron desesperanza e inquietud luego de ver el acto del Informe, convertido por los perredistas -igual que la manifestación del último domingo- en mitin de apoyo a López Obrador. Muy poco se puede ya esperar de este sexenio; todo indica que seguirá el enfrentamiento entre Fox y sus opositores. Ojalá esos pleitos no dañen tanto a México, y ojalá los mexicanos no se desilusionen de la democracia y busquen en un gobierno autoritario, caudillista, el remedio a estos males... Sigue ahora el cuento más lépero en todo lo que va del año: "El Hombre en el Río de Hielo"... Aquel señor contaba en una fiesta la tremenda experiencia que vivió en una excursión de cacería. "Tuvimos que vadear un río caminando entre sus heladas aguas -narró con dramatismo-. La corriente arrastraba trozos de hielo. ¡Qué frío sentí! Cuando llegué al otro lado la ésta se me había puesto de este tamaño". Y señaló con los dedos índice y pulgar una medida equivalente a una pulgada. "¡Ah! -exclama su esposa con sincero asombro-. ¿Te creció?"... FIN.
