Pirulina, muchacha de amplio criterio y generosidad más amplia todavía, decidió cambiar de vida y volver a la senda de la virtud y el bien. Convenció a una amiga y juntas asistieron a un retiro espiritual que duraría una semana. Al sexto día dice Pirulina: "Mis piernas, ya han de estar aburridas una de la otra. Jamás habían estado juntas tanto tiempo"... Sudando la gota gorda el infeliz tipo iba empujando el pesado automóvil por la empinada cuesta arriba, mientras su amigo llevaba el volante. Después de media hora de sufrir, el pobre sujeto logra hacer llegar el coche hasta arriba de la pesada pendiente. "¡Uf! -exclama limpiándose el sudor-. ¡Creí que nunca lo iba a conseguir!". "Yo también creí lo mismo -dice Babalucas-. Y eso que llevaba metido todo el freno para que el coche no se te fuera para atrás"... Dos ricachonas señoras disputaban sobre los méritos de sus respectivas alhajas. "Mis perlas -dice una-, son más grandes que las tuyas". "-Sí -reconoce la otra-, pero las tuyas son cultivadas". Y dice la primera: "El tamaño es lo que importa, chulita, no la educación"... Poco después de su llegada a México, aquel infortunado poeta que fue Maximiliano de Hasburgo visitó el pueblo de Huatusco, en Veracruz. He aquí el recuerdo que José Luis Blasio, secretario del emperador, conservó de esa visita: "... Como agradara mucho a Su Majestad el clima y el carácter de los habitantes de Huatusco decidió reposar allí tres días; visitó como de costumbre la cárcel, el hospital, las escuelas, y ya para salir de la población dispuso que se dieran mil pesos para ayuda de las necesidades de la localidad. Entonces, con verdadera sorpresa del emperador, el prefecto político y demás autoridades rehusaron recibir la suma antes citada, diciendo que en Huatusco no había gente necesitada, pues todos trabajaban y les bastaba el producto de su trabajo para subsistir...". Todo tiempo pasado, ha dicho un cínico, fue igual. No cabe duda, sin embargo, de que en cosas de política -y de dinero, y de empleo, y de dignidad- a veces todo tiempo pasado fue mejor.... El vendedor preguntó a un granjero si conocía a Venturino Liberié. "Vive en la granja vecina -le informa el hombre-. Pero cuando llegue no haga sonar su claxon". "¿Por qué?" -se extraña el vendedor. Le explica el granjero: "Su mujer se le fue hace un mes con un vendedor, y cada vez que Venturino oye llegar un carro se asusta mucho y se esconde. Piensa que el vendedor ha regresado a devolvérsela"... Bustolina Grandchichier, dueña de muníficos atributos pectorales, ingresó en un club nudista. Cuando por primera vez aparece al natural entre los socios uno de ellos la contempla lleno de admiración y dice luego a sus compañeros: "¡Miren nada más! ¿Cómo se verá con suéter?"... Simpliciano, joven rico pero ingenuo, se iba a casar con Rosibel. Unas semanas antes de la boda alguien le informó que su novia había corrido ya algo de mundo. "Ahora no sé si casarme -decía muy afligido Simpliciano-. Pero a pesar de todo sigo queriendo a Rosibel". "Cásate, -le aconseja un amigo-, y mira este matrimonio como una sociedad industrial: tú pones el capital y ella pone la experiencia"... Cornisa se enteró sin lugar a dudas de que su esposo la engañaba. "¡Motelio! -le dice con gran solemnidad- ¡Lo sé todo!". "¡Ah, qué bueno! -se alegra él-. ¡Así ya puedo vender la enciclopedia!"... FIN.