El investigador de temas de sexualidad estaba encuestando a un matrimonio. Se sorprendió al ver que en el renglón donde decía: "Frecuencia con que hace usted el amor", el marido escribió: "Una vez por semana", mientras la mujer puso: "Seis veces por semana". Le preguntó al esposo si había algún error. "Ninguno -respondió el hombre-. Lo que sucede es que ella trabaja aparte para pagar el abono de su coche"... La ancianita le dice a su hija: "Ya me siento mucho mejor de mis dolores. Quiero que me hagas una tarjetita para darle las gracias al nuevo párroco por haber venido a visitarme". Le informa la hija, sonriendo: "El que vino no es el nuevo párroco, mamá. Es un técnico rehabilitador que llamé para que te diera un masaje general". "Ah, vaya -dice entonces la viejita-. Ya me parecía que para ser cura se estaba tomando muchas libertades"... Tierra Santa -no hablo de Saltillo, hablo de los lugares por donde caminó Nuestro Señor- ocupa el segundo lugar en resurrecciones. El primero lo tiene México. Aquí a nadie se puede dar por muerto, aunque él mismo solicite, como hizo López Obrador, que se le extienda certificado oficial de defunción. Miren mis cuatro lectores, por ejemplo, el caso de la señora Marta. La Primerísima Dama del Segundo Caballero había renunciado ya de modo expreso a la ambiciosa aspiración de suceder a su marido. Pero soplaron vientos de Tlaxcala y avivaron aquel rescoldo que parecía apagado. Otra vez la señora Sahagún atrae sobre sí cámaras y micrófonos, y de nuevo la luz de los reflectores la iluminan. Hace declaraciones que tienen que ver con posturas oficiales de la Nación, como si fuera ministra de Gobierno o vocera de la administración, y de manera solapada vuelve a inscribirse en la carrera por la Presidencia. Se vale de esa nueva moda de derecho sucesorio por vía conyugal. Sin ánimo de generalizar -sexista usanza- recordemos la conocida frase de Verdi, genial organillero: "La donna è mobile"... Himenia Camafría, madura señorita soltera, conoció en una fiesta a un caballero de su edad. Le dice: "Lo veo muy pálido, señor. ¿Acaso ha estado enfermo?". "No -responde con acento sombrío el individuo-. Lo que pasa es que acabo de salir de la cárcel. Estuve ahí 20 años". "Ya veo -dice la señorita Himenia procurando ocultar su alarma-. Y ¿puedo preguntarle por qué estuvo en prisión?". "Sí -responde hosco el sujeto-. Asesiné a mi esposa". "¡Ah! -exclama entonces la señorita Himenia acercándose un poco más al tipo-. ¿Y no se siente solito?"... Llegó el abuelo de visita, y el niño de la casa se dirige con enojo a su papá: "Cómo eres mentiroso, papi" -le espeta. "¿Por qué me dices eso?" -se sorprende el señor. Responde el niño: "Mi abuelito tiene los dos pies, y tú dices que ya tiene uno en la tumba"... Un paciente se queja con la enfermera: "En este hospital me tratan como a un perro". Contesta ella: "No diga eso, don Ulpiano. Ande, le voy a preparar la cama para que se eche"... Cada semana la señora se compraba un vestido nuevo. Decía que el demonio le presentaba esa tentación. El sábado llegó con otro vestido nuevo. "Otra vez el demonio me tentó -se justifica-. Cuando me probé el vestido oí su voz que me decía: ‘Se te ve muy bien’". Bufa el marido: "Le hubieras dicho: ‘¡Atrás, demonio, atrás!’". "Lo hice -responde la esposa-. Y me contestó: "Por atrás también se te ve precioso"... Le dice una señora a otra: "Mi marido es un sádico". "¿Por qué?" -se alarma la amiga. Explica la señora: "No me dijo que es estéril de nacimiento sino hasta que quedé embarazada"... FIN.
