Le pregunta un tipo a otro: “¿Sabías que Pirulina es medio ligera?”. “¡Qué! –se alarma el otro-. ¿La partieron por la mitad?”. (También el unicornio es medio cornudo)... Don Martiriano, sufrido esposo de doña Jodoncia, le dice tímidamente en la fiesta a la guapa invitada: “Señorita: acabo de oír a las señoras decir que es usted una destructora de matrimonios. ¿No podría hacer algo para destruir el mío?”... “Me llamo José Noel Casto”. “Mucho gusto. Yo soy María, no la virgen”... El anciano párroco estaba viviendo sus últimos minutos. En su cama sostenía firmemente entre los brazos un extinguidor de fuego. Le dice el sacerdote que lo acompañaba: “Ya confesó usted sus pecados, padre Afelio; fue absuelto y recibió la comunión. Tenga confianza en la misericordia del Señor”... El marido de Dulcilí, muchacha ingenua, se sorprendió al oír que al hacer el amor ella contaba: “Un, dos, tres, cuatro; un, dos, tres, cuatro”. “¿Qué haces?” –le pregunta extrañado. Responde ella: “Es que no quiero encargar familia, y el doctor me dijo que llevara el ritmo”... Llegó el señor a su casa y encontró a su mujer en compañía de un compadre, que se estaba refocilando con ella en el lecho conyugal. Antes de que el esposo pudiera abrir la boca le dice su señora alegremente: “¡Qué bueno que llegaste, viejo! ¡El compadre vino a visitarte; lleva aquí más de tres horas, y ya no sabía yo qué hacer para entretener-lo!”... Decía Ernesto "El Chaparro" Tijerina, inolvidable amigo: "El dinero no compra la felicidad". Y añadía con tono filosófico: "Sobre todo si es poco". En efecto, podemos hablar mal del dinero, y más si no lo tenemos, pero no cabe duda de que es algo importante. Ya se sabe que los problemas en el matrimonio no empiezan en la cama -de hecho ahí se arreglan muchos- sino en el bolsillo. La verdad es que no importa que seas pobre, con tal que tengas dinero. El otro día encontré una frase que me puso a pensar. Dice: "Nadie recordaría hoy al Buen Samaritano si únicamente hubiese tenido buen corazón y buenas intenciones. Pero además tenía dinero". De Dios se habla mucho, pero hay que reconocer que de dinero se habla más. A lo mejor los hombres de dinero no hablan de Dios, pero siempre los hombres de Dios hablan de dinero. Claro que el dinero no es todo (y menos después de impuestos). Bien empleado, sin embargo, rinde mucho. Entre los mejores consejos que jamás oí figura éste: "Cuida los centavos como si fueran pesos, para que mañana puedas gastar los pesos como si fueran centavos". Si a mí me preguntaran a quién confiaría mis ahorros, a Fox o a López Obrador, yo respondería sin vacilar que a Fox. Quizá no los multiplicaría, pero tampoco haría mal uso de ellos. El Peje, en cambio, dejaría que Ponce o Bejarano se llevaran mi dinero, o él mismo lo usaría para hacerse propaganda en revistas de monitos o por cualquier otro medio, y si yo protestara me acusaría de estar organizando un “compló” para perjudicarlo. En el diferendo entre el Presidente de la República y el Jefe de Gobierno del Distrito Federal yo pienso que hay más razón en Fox que en López Obrador. Mientras el Presidente se apega a la ley y pide al gobernante del DF que se valga de ella para defenderse, éste sigue esgrimiendo su ya aburrida tesis del complot, y reafirma su decisión de no someterse a “una ley injusta” –claro, él dirá cuándo la ley es injusta y cuándo no- y de realizar acciones para estorbar su aplicación o evadir su cumplimiento. Lo dicho: entre Fox y López Obrador la razón está de parte del primero, aunque la fuerza y las amenazas sean el arma del segundo... Babalucas le pidió al señor de la tlapalería algo para combatir a los ratones. "Estos polvos son muy buenos -le recomienda el hombre-. Póngaselos en el agujero". Pregunta Babalucas, dudoso: "Y si me los pongo ¿en qué forma afectará eso a los ratones?"... FIN.