El borracho comenzó a ponerse necio en la cantina. Yendo hacia un señor que sin meterse con nadie bebía su copa en un extremo de la barra le dijo en tono amenazante: "¿Está usted buscando pleito?" El otro le responde muy calmado: "Desde luego que no, amigo. Si buscara pleito ya me habría ido a mi casa"... De regreso de un viaje don Hornicio encontró en la calle a un campesino del rancho en donde acostumbraba pasar sus vacaciones. "¿Qué haces por acá, Eglogio?" -le pregunta. Contesta el labrador: "Vine porque mi esposa va a dar a luz a nuestro hijo número 14". "Son demasiados ya -le dice don Hornicio-. Deberías hacer algo para ya no tener más". "¿Y qué puedo hacer?" -pregunta Eglogio. "Ven a mi casa y te diré" -lo invita don Hornicio. Llegan a la casa y don Hornicio le pide a la criadita: "Tráeme un paquete con hulitos que tengo en mi buró". "No están ahí" -le dice la muchacha. "¿Por qué no?" -se extraña don Hornicio. Responde la criadita: "Cuando usted no está la señora sale, y siempre se los lleva"... ¿Qué haría usted si supiera que alguien lo estaba envenenando lentamente? Yo por lo pronto haría: "Gulp". Luego, naturalmente, tanto usted como yo denunciaríamos al criminal que estaba atentando contra nuestra vida, y evitaríamos a toda costa seguir consumiendo el veneno que paulatinamente nos estaba administrando. Pues bien: eso hacen con nosotros y con nuestros hijos los dueños de autobuses urbanos en mal estado, vehículos chatarra que despiden humos que no sólo hacen irrespirable el aire en muchas calles, sino que causan gravísimos daños a la salud de las personas, hasta el punto en que pueden provocar en ellas enfermedades mortales. Es verdaderamente criminal la forma en que esos autobuses contaminan el ambiente sin que ninguna autoridad haga nada por evitar el abuso, como si los humos de tales camiones fueran un fenómeno de la naturaleza, imposible de evitar. Los propietarios de esas pésimas unidades deberían afinar los motores de sus vehículos y usar combustibles adecuados. Las autoridades correspondientes deben por su parte tomar cartas en el asunto, pues cada vez son más intensas las quejas de la gente por ese atentado contra la comunidad.... La señora que estaba de visita en casa de una amiga tuvo necesidad de hacer uso del baño. Estaba cerrado, y no sabiendo si había alguien adentro dio unos discretos golpecitos en la puerta al tiempo que preguntaba: "¿Se puede?". "Se trata" -responde penosamente el señor de la casa desde el interior... Babalucas y su novia fueron a un día de campo, los dos solos. Ya en el romántico paraje el badulaque le pidió a la muchacha la celebración del rito natural. Ella se resistió: “Recuerda que soy señorita” –le dijo a su galán. Babalucas, sin embargo, redobló sus instancias, y finalmente la chica accedió a la urente demanda de su novio. Éste se sorprendió al ver que en el curso de la acción ella se agitaba y movía con gran fuerza, como poseída por intensa pasión libidinosa. Sacudía las caderas y las elevaba con gran ímpetu. Al terminar el trance le dice Babalucas a su novia con tono receloso: “Clorilia: me dijiste que nunca habías hecho esto, pero tus movimientos no eran los de una señorita. “Claro que lo eran –responde irritada la muchacha-. Eran los movimientos de una señorita a la que el imbécil de su novio acostó sobre un hormiguero”... FIN.