A doña Gorgolota no le agradaba la muchacha con la que se iba a casar su hijo. El caso es muy frecuente: ya se sabe que la palabra nuera viene de la expresión no era. "Ésa no era la muchacha que le convenía a mi hijo". Le dice un día doña Gorgolota al chico: "No me gusta tu novia. Para empezar, es muy fea". "-Madre -responde muy serio el muchacho-. La belleza de mi amada es interior". "Pues hijo -replica doña Gorgolota-, pélala"... Aquel sujeto fue a una casa de mala nota. Tras ajustar el arancel con una de las daifas, y ya a solas en una habitación con ella, le pidió que se aligerara la ropa. Lo hizo la fulana. El hombre, cuyo rijo no le anublaba aún los ojos, advirtió en el cuerpo de la hetaira la presencia de un insecto. "¿Qué es esto?" -pregunta con disgusto señalando al indeseable bicho. Responde la mujer: "Las lecciones de entomología se cobran aparte"... La maestra les contó a los niños el cuento de Blancanieves. A fin de ilustrar su narración usó dibujos coloreados. Llega a la parte en que los siete enanitos, sonrientes, se dirigen a su trabajo en la mina. "¿Por qué se van riendo los enanitos?" -pregunta la maestra. Pepito se apresura a contestar: "¡Porque el zacatito les hace cosquillitas en sus cositas!"... Dos borrachos, Astatrasio Garrajarra y Empédocles Etílez, caminaban completamente beodos a lo largo de la vía del ferrocarril. Cansados, decidieron dormir un poco. Se tendió Empédocles al lado de la vía; Astatrasio quedose dormido sobre ella. Vino el tren y lo partió en pedazos. A la mañana siguiente se despierta Empédocles y contempla los restos de su amigo: un brazo por aquí; una pierna por acá; la cabeza más allá. "Caray, Astatrasio -dice con tartajosa voz-. ¡Qué sueño tan inquieto tienes!"... Parras, hermoso poblado de Coahuila, es fértil en uvas, vinos y dichos memorables. He recordado el caso del poeta municipal que en la velada de coronación de la Reina de la Vendimia empezó su laudanza con el grandílocuo tratamiento de rigor: "¡Señora!". Lo corrigió uno del público: "-¡Señorita, pen...!". Desde el fondo intervino otro: "Déjalo, él sabrá". Un candidato a diputado por Parras hacía su propio elogio: "Soy hijo de un pobre campesino que vive en un mísero jacal, usa huaraches y lleva un viejo sombrero de palma...". "¡Pero que te pide pura m..!" -le gritó muy enojado el progenitor, que estaba entre la gente. En otro mitin el orador del pueblo encomiaba los méritos de su candidato: "¡Es hermano del gran revolucionario don Fulano!". "Sí -le dice un parreño que asistía al acto-. Pero una cosa es Chana y otra su hermana". Estos aleccionadores cuentecillos nos entregan una moraleja que conoció Cervantes y que nosotros olvidamos con frecuencia: cada quien es hijo de sus obras. Malo es que nos oigan secretamente tramar nuestras maldades; peor aún es urdirlas. Como decían los antiguos en trabajoso juego de palabras: la causa de las causas es causa de lo causado... Llegó don Cornulio a su casa y escuchó ruidos extraños en el closet de la recámara. Lo abrió. Adentro estaba un individuo. "¿Qué hace usted aquí?" -pregunta don Cornulio. "Caray, señor -replica el tipo con la mano asida al tubo de donde colgaban los vestidos-. ¡No me diga usted que otra vez me he equivocado de autobús!"... Tras terminar la obra de la creación el Señor puso en el Jardín del Edén un buzón de quejas y sugerencias para que las criaturas expresaran sus inquietudes. La gallinita escribió: "O me hacen más chico el huevo o me hacen más grande el hoyo"... Afrodisio invitó a Susiflor a ver la tele en su departamento. "¿Tienes cable?" -pregunta Susiflor. Afrodisio se sorprende: "¿Te gusta hacerlo amarrada?". (NOTA: Sin querer reveló sus verdaderas intenciones)... FIN.
