El próximo viernes saldrá aquí el cuento titulado "Consuelo en la desdicha" o "Bálsamo del afligido". Los trámites para conseguir su publicación tomaron mil días, la mitad del tiempo que se requiere en México para cumplir todos los trámites que exige el Gobierno, con sus múltiples agencias, dependencias y excrecencias, antes de autorizar la apertura de una empresa. Esperen mis cuatro lectores tal relato, capaz de estremecer a la República por su desaforada bigardía... No recuerdo si fue en "Miguel Strogoff", de Julio Verne, donde aprendí que los viajeros rusos, cuando atraviesan en sus trineos la helada estepa siberiana, son perseguidos -obligación profesional- por jaurías de famélicos lobos carniceros. Los ojos de esas terribles bestias despiden siempre llamas, y sus colmillos tienen brillo acerado de puñal. A punto ya de ser alcanzados por los lobos los viajeros les arrojan un trozo de carne que los hace frenar la carrera para devorarlo. Así se salvan de perecer entre las fauces de las fieras. Extraña cosa es la imaginación. Ni Steven Spielberg es capaz de inventar las fantasías que crea nuestra mente. (Un hombre advirtió cierta frialdad en su esposa cuando estaban haciendo el amor. Le dijo: "¿Qué te pasa? ¿No puedes pensar en nadie?"). Por estos días mi imaginación me ha presentado un cuadro truculento: Andrés Manuel López Obrador es el viajero que huye en su trineo para salvarse de los lobos, y su antes gran amigo y cercano colaborador René Bejarano es lo que les arroja para entretenerlos. Pero no me hagan caso. Ya lo dije: la imaginación nos hace imaginar cosas inimaginables... El gran sacerdote maya le dice a su ayudante: "A lo mejor estamos haciendo las cosas al revés, Chan. Tocamos los tambores y echamos las vírgenes al cenote"... El señor iba a llevar al niño a pasear en su nuevo coche. La mamá le sugiere: "Ve diciéndole a Pepito la marca de los coches. Eso le gusta mucho". Cuando regresan del paseo la mamá le pregunta al chiquillo: "¿Te dijo tu papá la marca de los automóviles que veían?". "Sí -responde Pepito-. Vimos un Cadillac, dos Lincolns, un Jaguar y 14 Idiotaestúpidopendejo"... El médico forense le pregunta a la señora: "¿Recuerda usted las últimas palabras de su esposo?". "Sí -responde ella-. Se tomó una copa y dijo: "Quién sabe cómo podrán ganar dinero con este mezcal, si lo venden a 5 pesos la botella de litro"... Le dice una muchacha a otra: "¿Realmente tu jefe es tan gordo como dices?". "Sí -confirma la otra-. Te diré cómo está de gordo: su cumpleaños lo celebra los días 4, 5 y 6 de junio"... La sirvienta de la casa le pidió la tarde a la señora, pues tenía que llevar a su hijo con el médico. "¿Tienes un hijo, Famulina? -se sorprende la señora-. Pensé que me habías dicho que eres soltera". "Y lo soy, señora -replica la criadita-. Pero sin fanatismos"... Nuevo método de acercarse con intención erótica a una chica: "Perdona, linda: estoy buscando una diosa para fundar una nueva religión, y creo que tú llenas todos los requisitos"... Termina esta columna con un cuentecito surrealista. El cangrejo le pidió a una cangrejita que se casara con él. La cangrejita advirtió que aquel cangrejo caminaba hacia adelante, y no hacia atrás, como todos los cangrejos. "¡Caramba! pensó llena de admiración-. ¡Seguramente va a llegar muy lejos!". Aceptó, pues, la proposición, y ese mismo día se casó con él. Al día siguiente, sin embargo, la cangrejita vio desolada que su marido caminaba hacia atrás, como todos los cangrejos. Le dice: "¿Qué te pasa, Crabo? Ayer caminabas hacia adelante; por eso me gustaste". "Mi vida -responde él-. No puedo emborracharme todos los días"... FIN.
