Lord Feebledick llegó a su quinta campestre en Gloomyshire después de haber asistido al banquete de su regimiento, el Sexto de Calcuta, que tenía lugar cada año en Londres en el aniversario de la famosa batalla de Madrás, la última en que se usaron elefantes. (En el desfile de la victoria un imprudente paquidermo pisó a la esposa del comandante del ejército, sir Dunce Bustle, y desde entonces se prohibió a los elefantes todo trato con ingleses. Como se recordará, el comandante Bustle fue devorado años después en África por el jefe de una tribu de antropófagos, con lo que se convirtió en comandante en jefe). Pero me aparto del relato. Llegó lord Feebledick a su casa y sorprendió a su esposa, lady Loosebloomers, en erótico regodeo con Wellh Ung, el toroso mancebo encargado de la cría de faisanes. "¡Bellaco! -prorrumpe lord Feebledick con iracundia-. ¿Para esto te pago?". "No, su señoría -responde con mucha seriedad el mozalbete-. Esto lo hago en mi tiempo libre". Hace unos días se descubrió que un subordinado del Procurador de Justicia del Distrito Federal era secuestrador. "Pero secuestraba fuera de su horario de trabajo", aclaró el señor Procurador. Vaya, menos mal: lo hacía sin daño para el erario ni demérito para la Procuraduría. Tras esa plausible explicación habrá que otorgar al delincuente un diploma por no descuidar sus labores... Los recién casados llegaron a la suite nupcial a las 7 de la tarde. De inmediato el anheloso novio procedió a destapar la consabida botella de champaña. Lleno de urente deseo le pregunta a su flamante mujercita: "¿A qué horas, vida mía, tendré la dicha de gozar tu más íntimo tesoro?". Responde la muchacha: "A las 2". "¿A las 2 de la mañana?" -gime desconsolado el ganoso galán. "No -precisa la muchacha-. A las dos copas. Sirve rápido"... Un aldeano llevaba por el camino a una mujer atada por el cuello a una soga. "¿Qué haces?" -le pregunta un vecino con asombro. "Llevo a mi esposa al mercado -declara el ruin sujeto-. La voy a vender". "¡Estás loco! -clama el vecino-. ¡Vender a tu esposa! ¿A cómo la vas a vender?". "Es tuya" -contesta el aldeano de inmediato poniéndole la soga en la mano... El caballero Babalucas llegó muy orgulloso al palacio real. Venía cargando un terrible dragón que se debatía furiosamente entre sus brazos. "¡Idiota! -le grita el rey mesándose los cabellos-. ¡Te encargué que mataras al dragón y trajeras a la princesa!"... Un pescador canadiense contó en el bar del pueblo que el día anterior había pescado un salmón de 20 libras. "20 libras ¿eh? -dice con tono escéptico uno de los parroquianos-. ¿Hay algún testigo?". "Claro que lo hay -afirma el pescador-. De otro modo el salmón habría pesado 30 libras"... Le dice una señora a otra: "Tu marido y tú no tienen nada en común. Son totalmente distintos uno del otro. ¿Por qué te casaste con él?". Explica la señora: "Tú sabes, los opuestos se atraen. Yo estaba embarazada y él no"... Unas sirenas pusieron un restorán en la playa. Quebraron en una semana. Hacían muy buenos platos fuertes, y magníficos postres, pero no tenían entradas... En una ciudad del sur de Estados Unidos un hombre blanco llegó muy enojado a su casa: una de las llantas de su automóvil había pasado sobre una botella, dijo, y con eso se le salió el aire. Le pregunta su esposa: "¿No viste la botella?". "¿Cómo podía verla? -bufa el sureño-. ¡El negro la traía en el bolsillo interior del saco!"... El médico le dice a su paciente: "Le tengo dos noticias, don Feblicio, una buena y una mala. La buena es que aquella cosa se le va a poner muy grande". "¡Magnífico, doctor! -se alegra don Feblicio-. ¿Y la mala?". "Es elefantiasis" -le informa el facultativo... FIN.
