El padre Arsilio reprendía a su feligrés Pitoncio. "Me dicen que tienes una mujer aquí y otra en el pueblo vecino -le dice con severidad-. ¿Cómo puedes hacer eso?". Responde el tal Pitoncio: "Tengo bicicleta"... Era casi ya la medianoche, y en la cantina del pequeño pueblo se oyó sonar la sirena del cuerpo de bomberos voluntarios. Uno de los parroquianos saltó de su asiento en la barra y se dirigió apresuradamente hacia la puerta. Le dice el cantinero: "No sabía que eres bombero voluntario". "Yo no -responde el tipo-. Pero el marido de mi vecina sí"... Una mujer fue a denunciar que un individuo había abusado de ella. La policía aprehendió a los sospechosos y los puso en una línea para que la mujer identificara a su atacante. Babalucas era uno de los indiciados. "Se va hacer la identificación" -les dice el jefe de policía. La víctima es llevada ante los sospechosos. Babalucas la señala con el dedo y dice sin vacilar: "¡Es ella!"... Don Cornulio llegó a su casa a media tarde. Había invitado a un amigo a tomar un café. "Ven para presentarte a mi esposa" -le dice. Suben, y arriba estaba la señora refocilándose con un sujeto. Sin decir nada don Cornulio cierra la puerta de la alcoba y dice al amigo: "Vamos a hacer nuestro café". "Oye -le pregunta consternado el amigo al lacerado esposo-. ¿Y el hombre que está con tu señora?". "¡Ah, no! -se enoja él-. ¡Si el caborón quiere café que se lo haga él mismo!"... Pepito le pregunta a su mamá: "Mami: esa muchacha que vive en el departamento de al lado ¿es pistolera?". "¿Pistolera? -se extraña la mamá-. No, hijito. ¿Por qué crees que es pistolera?". Responde el niño: "Porque mi papá dice que le gustaría echarse un tirito con ella"... Cuando Manuel Fernández, gran señor siempre y ahora gran amigo, me dijo que la Editorial Diana quería publicar un libro mío, no lo podía yo creer. ¿Un libro mío en la editorial que publica la obra de García Márquez? ¿Un libro mío con el sello de aquellas preciosas ediciones que fueron lujo de mis años juveniles? Por aquel tiempo Giovanni Guareschi sacaba calor humano de la Guerra Fría, y en mi casa leíamos las aventuras del recio cura don Camilo y su eternal conflicto con Pepón, el alcalde comunista. ¿Qué editorial puso en nuestras manos los libros de Guareschi, y esa otra novela suya de nombre peregrino, "El destino se llama Clotilde", y tantos y tantos libros impresos con decoro y empastados bellamente, libros que leíamos primero y atesorábamos después como joyas de la biblioteca familiar? Diana, claro. Entenderán mis cuatro lectores, por lo tanto, que ande yo muy ufano con la publicación por esa benemérita editorial del libro que se llama "Lo mejor de Catón, escogido por Armando Fuentes Aguirre". Le dan ustedes la vuelta a ese libro y ¡oh sorpresa! se topan con otro libro, adosado al primero, cuyo nombre es "Lo mejor de Mirador, escogido por Catón". ¡Dos libros en uno, y por el mismo precio! El doble volumen es la primera antología que hago yo mismo de mis cuentos y de mis reflexiones; una colección de los mejores chistes que he contado aquí -más otros que no he podido contar- y de mis mejores Miradores, los que he escrito con mayor emoción, aquellos donde estoy de cuerpo y alma presentes. El libro será presentado mañana domingo en la Feria del Libro de Monterrey, en Cintermex, a las 12 del mediodía. Yo hablaré -¿podría dejar de hablar en ocasión tal?-, narraré anécdotas, chascarrillos y acaecimientos de mi vida; dialogaré con ustedes, amados cuatro lectores míos; firmaré libros y nos retrataremos juntos. Espero saludarlos y compartir con ustedes el gozo de este día. La entrada a la presentación es libre. La salida también. ¡Ahí nos vemos!... FIN.