Le dice la rancherita al trailero: "¿Me da un aventón al pueblo, siñor?". "Sí, muchacha -responde de buena gana el conductor-. Sube". "¿Y no me hará usté nada?" -pregunta desde abajo con inquietud la rancherita. "Claro que no -sonríe el trailero-. Anda, vamos". Sube la rancherita, y ya en el asiento le dice al hombre: "-Oiga, siñor: y si me hace algo ¿me da 200 pesos?"... Babalucas le dice a un amigo: "Mi novia es hermana gemela". "¿Y cómo haces para reconocerla?" -le pregunta el amigo. Contesta Babalucas: "A veces batallo un poco, pero afortunadamente su hermano gemelo usa bigote y siempre lleva traje y corbata”... De la noche a la mañana se anunció el matrimonio de Bucolio, joven mancebo, con Eglogia, la hija de don Poseidón. A la muchacha se le notaba ya una incipiente inflamación en la cintura. Terminada la boda un amigo de don Poseidón le dice en su casa en son de broma: "¡Oye, Pose! Todos tuvimos la impresión de que tu yerno no iba al altar de buena gana. Caminaba tan despacio como si llevara plomo en las pompis". Don Poseidón escupe por un lado, voltea a ver su escopeta y luego dice: "Lo lleva"... “Pero no hay que llorar, hay que saber perder...”. La frase de la vieja canción debería servir de enseñanza provechosa a los partidos políticos de México. No han aprendido uno de los requisitos fundamentales del ejercicio democrático: el respeto al triunfo del contrario, derivado de la voluntad popular. Ahora el resultado final de muchas elecciones no emana de las urnas sino de la decisión de un juez. La derrota es motivo suficiente para impugnar la votación, y se presentan denuncias hasta porque voló una mosca a 50 metros de la casilla. Esta nefasta partidocracia que ahora padecemos tiene que mantener su existencia, y los burócratas de la política enredan las cosas para justificar sus sueldos. Por eso quieren ganar en la barandilla lo que no pudieron ganar en la elección. México está maduro ya para la democracia, pero los partidos políticos muestran bastante inmadurez... El señor oyó decir que su vecino tenía una terrible jaqueca. Va a buscarlo y le pregunta: "¿Cómo está tu dolor de cabeza?". Responde con hosquedad el tipo: “Salió con los niños”... Un hombre joven se estaba confesando con el padre Arsilio. “Me acuso, padre –le dice-, de que le arrebaté la virginidad y doncellez a una muchacha. Para conseguir que me las diera –la virginidad y la doncellez, quiero decir- le hice una falsa promesa de matrimonio”. “Tu pecado es grave –lo amonesta con severidad el sacerdote-. A la lujuria añadiste la mentira y la maldad. No puedo darte la absolución. Pero dime: esa muchacha ¿es católica?”. “No, padre –responde el joven-. Pertenece a una de esas nuevas sectas”. “Ah, vaya –cambia de tono el padre Arsilio-. Entonces vete en paz, hijo mío. Tus pecados te son perdonados: la juventud es la juventud”... Le pregunta una señora a otra: "¿Qué cargo tiene tu marido en la fábrica?". Responde ella: "Es supervisor". "¿Y qué hace en ese puesto?" -quiere saber la otra. "No sé exactamente -confiesa la señora- Pero por lo que me ha dicho, si lo que hace en la fábrica lo hiciera aquí en la casa yo le estaría diciendo siempre: ‘No estés shingando’"... ¿Qué le dijo Adán a Eva la primera vez que la vio sin ninguna hoja encima? Le dijo muy asustado: "¡Hazte a un lado! ¡Quién sabe hasta dónde vaya a llegar esta cosa!". (No le entendí)... FIN.