Un hombre estaba yogando con una mujer casada. De pronto se oyó llegar al marido de la infiel. Saltó el amasio de la cama, reunió sus ropas apresuradamente y se metió en el clóset de la alcoba. Ahí estaba, temblando de frío y miedo, cuando súbitamente oyó a su lado una voz queda, voz de niño. "Qué oscuro está aquí ¿verdad?" dijo la voz. El hombre se aterró. Lleno de azoro preguntó: "¿Quién eres?". En las tinieblas respondió la voz: "Soy Pepito, el hijo de la señora de la casa. Y si no me das en este mismo momento para comprarme una bicicleta saldré de aquí y te descubriré". "¡No, no! -pidió espantado el hombre-. ¡Te daré eso, y más, pero quédate quieto hasta que pueda yo salir!". Buscó el individuo a tientas en el bolsillo de su pantalón, sacó la cartera, extrajo de ella todos los billetes que traía y se los dio al chiquillo. A poco salió el marido de la alcoba, y el tipo pudo escapar de ahí. Al día siguiente, por la tarde, Pepito llegó a su casa en una flamante bicicleta de lujo equipada con todos los aditamentos. "¿De quién es esa bicicleta?" -le preguntó su madre. "Mía -contestó con flema el crío-. La acabo de comprar". "¿Tuya? -se sorprendió la señora-. ¿Cómo tuya? ¿De dónde sacaste el dinero para pagarla?". "Eso no te lo puedo decir" -replicó el niño. "¡Ya has de haber hecho otra de tus bribonadas! -se exalta la señora-. ¡Si no me dices a mí de dónde sacaste el dinero para comprar esa bicicleta, se lo tendrás que decir al padre Arsilio! ¡Ahora mismo te llevaré con él para que te confiese!". Así hizo la señora. De una oreja arrastró a Pepito a la cercana iglesia. No se encontraba ahí el padre Arsilio. En su lugar estaba confesando un cura joven. Entra Pepito en el confesionario. Al cerrar la puerta todo quedó a oscuras. Dice Pepito con tono temeroso: "Qué oscuro está aquí ¿verdad?". Y se oye la indignada voz del confesor: "¡¿Ya vas a empezar otra vez, caborón?!"... En la vida pública de México todo se ha vuelto partidismo. Por eso el País está partido. Reconozco que ese inane juego de palabras no merece ser fundido en bronce eterno ni esculpido en mármol duradero, pero sirve para ilustrar la idea de que en el debate de las cuestiones nacionales -la aprobación del Presupuesto de Egresos, por ejemplo- los partidos políticos no miran al interés común, sino al de su facción. Divididos por las pugnas electoreras, los políticos de los diversos bandos se muestran uñas y colmillos unos a otros. Pero cuando se trata de proteger sus privilegios se unen estrechamente, y colaboran en la ordeña del erario a fin de sacar los dineros que les sirven para pagar la onerosa burocracia política que padecemos. México es un país pobre con partidos ricos. Aquí los únicos negocios rentables son los partidos políticos y los table dance. (NOTA: No se citan en orden de moralidad)... Rosibel, joven secretaria, comentaba: "Mi jefe ya es un hombre de edad muy avanzada. Me persigue alrededor del escritorio, pero cuando me alcanza ya se le olvidó para qué me quería"... Les dice la maestra a sus alumnas adolescentes en la clase de educación sexual: "Y recuerden, chicas: las que aprovechen el curso quedarán aprobadas; las que no, quedarán embarazadas"... Aquel pobre individuo tenía 12 hijos, pero eso era lo único que tenía. Desesperado por no haber hecho nada en la vida decidió quitársela. Llamó a su pobre esposa y le dijo: "No tengo derecho a seguir en este mundo. Tú me lo has dado todo, y en cambio yo no te ha dado más que 12 hijos. Voy a ahorcarme". Y así diciendo tomó una soga y la anudó en su cuello. "¡Detente, desdichado! -clama con desesperación la esposa-. ¡Vas a colgar a un inocente!"... FIN.