Se inicia esta columneja con un cuentecillo sicalíptico. Personas con escrúpulos de moralina, eviten su lectura... Afrodisio estaba poseído por la sombra tartárea de la lujuria. (Eso de "la sombra tartárea de la lujuria" es de San Agustín: Confesiones, III, 1; no me lo vayan a cargar a mí). Cierta noche el verriondo galán salió con una chica. Cuando se despidieron hubo ardientes caricias y besos salivones y cachondos. (Eso de "besos salivones y cachondos" es mío, no se lo vayan a cargar a San Agustín). El hombre esperaba que la muchacha lo invitara a pasar a su departamento, pero ella no hacía la invitación, antes bien hablaba, hablaba, hablaba. Dice Afrodisio de repente: "Bueno, mejor me voy. No vamos a estar los tres parados aquí toda la noche"... (¿Los tres? Mí no comprende, como dijo aquel norteamericano que asistió al bingo organizado por el padre Arsilio. Y es que el buen sacerdote dijo los números en latín, para que los protestantes no entendieran. ¿Quiénes eran esos tres? Afrodisio y la muchacha, dos. Pero ¿el tercero? Ni modo que haya sido San Agustín. Y menos yo, que soy un saltacharquillos. Así dejo las cosas: prefiero quedarme con la duda. Nihil est tam fallax quam vita humana, nihil tam insidiosum. Nada hay tan engañoso como la vida del hombre; nada tan traicionero. (Séneca, Ad Marciam, XXII, 3)... El buzo estaba en coloquio amoroso con la sirena. De pronto se acercan nadando un tiburón y una señora pechugona. "¡Vete! -le dice con alarma la sirena al buzo-. ¡Ahí vienen mis papás!"... Pompilia Grandchichier, vedette de moda, platicaba con su amiga Nalgarina. "Salí anoche con un tipo -le cuenta-. Empezó a tocarme todo". "¡El idiota! -se indigna Nalgarina-. ¿Y lo pusiste en su lugar?". "No -confiesa Pompilia-. Me emocioné, y lo puse en el mío"... Susiflor, Pirulina y Rosibel, secretarias, conversaban a la hora del café. Dice muy divertida Susiflor: "Ayer vi un condón en el escritorio del jefe". Dice Pirulina con sonrisa aviesa: "Yo también lo vi, y con las tijeras le hice un agujerito". Rosibel se desmaya... La impugnación hecha por Fox al presupuesto de egresos aprobado por los diputados de la Oposición causará gran incertidumbre en toda la República. Pienso que el Presidente no tiene poder de veto para impedir su aplicación. Cuenta, sí, con el recurso de la controversia constitucional previsto por la máxima ley. Sin embargo ese procedimiento sería trabajoso, y eventualmente largo. Desde luego no estamos en un caso de ingobernabilidad, pero ciertamente los manipuleos partidistas, que el Presidente con toda razón denuncia como nocivos al País, ponen a la Nación en un difícil trance. Lo dicho: los diputados piensan más en el interés de sus facciones, y en el propio, que en el bien de la comunidad nacional. Su parlamentarismo es algo más que irreflexivo: es irresponsable... Termina esta columneja con otra picante narración. Las personas poco habituadas a leer picantes narraciones deben saltarse hasta donde dice FIN... Llegó un circo al pueblo, y tres lugareños asistieron a la función de estreno. Al término del espectáculo consiguieron que tres de las artistas fueran con ellos a pasar un rato deleitoso. Al día siguiente los galanes intercambiaron sus experiencias de la noche anterior. "La que me tocó era contorsionista -relata el primero-. ¡Qué movimientos!". Cuenta el segundo: "A mí me tocó la acróbata. ¡Qué maromas!". Dice el tercero con tono lamentoso. "Voy a ver al doctor. A mí me tocó la tragafuego"... ¡Qué barbaridad, columnista! ¡Con razón dijiste que ésta era "una picante narración"!... FIN.
