Al salir de una conferencia le comenta una muchacha a otra: "No sé por qué dijeron que la falta de control de calidad es el mayor problema de las exportaciones mexicanas. Para mí la falta de control de calidad es algo bueno". "¿Por qué?” -pregunta la otra chica sin entender. "Sí, -explica la muchacha-. Anoche pude haber hecho con mi novio algo que realmente no quería yo hacer, pero me salvó la falta de control de calidad". "¿Cómo es eso?" -sigue sin comprender la otra. Relata la primera: “A la hora de la hora se le atoró el zipper del pantalón"... Suena el teléfono en la casa de Himenia Camafría, madura señorita soltera. Era un hombre el que llamaba. "Himenia -dice vacilante-, tú me conoces y sabes que soy tímido. Desde hace mucho tiempo te amo en secreto, y quiero casarme contigo. Perdóname que me declare por teléfono, pero por mi timidez no me atreví a hacerlo en forma personal. Himenia: ¿aceptas ser mi esposa?". "Sí acepto -responde ella sin vacilar-. Con gusto seré tu esposa". "¿De veras? -dice el hombre lleno de felicidad-. ¿Te unirás a mí por toda la vida? ¿Compartirás mis alegrías y mis penas? ¿Irás conmigo hasta el final del camino?". "Sí, -responde Himenia conmovida-. Sólo tengo una duda". "¿Qué duda tienes, amor mío? -exclama con arrebato el hombre-. ¡Dímela para disiparla de inmediato!". Pregunta Himenia: "¿Quién habla?"... Decía un maduro señor con tono triste: "Creo que ya me estoy haciendo viejo". "¿Por qué piensas tal cosa?" -le pregunta un amigo. Responde el señor: "Porque ahora el trabajo me causa menos placer, y el placer me causa más trabajo"... La joven señora visitó a su amiga en la maternidad. Le pregunta; "¿Vas a ponerle al niño el nombre de su papá?". "Yo sí quisiera –responde la madre-. Pero mi marido quiere que se llame como él"... El acongojado viudo encargaba un listón para ponerlo en la corona fúnebre de su esposa, a la que iba a conducir a su última morada. "Como la corona es de dos vistas –le pide al impresor-, ponga en el listón ‘Duerme en paz, amor mío. Que descanses’, por los dos lados". Y en efecto, los que asistieron a la luctuosa ceremonia pudieron leer en el listón: "Duerme en paz, amor mío. Que descanses por los dos lados"... Simpliciano, joven inocente, sorprendió a su novia en trance de abrazo y beso con un guapo mancebo. “Pero, Crispeta –le dice desolado-. Tú me aseguraste que tu corazón me pertenece”. “Y es la verdad, Simpli –replica ella-, pero desgraciadamente el resto de mi cuerpo tiene otras preferencias”... El niñito le pregunta a su mamá: “Mami: ¿qué significa la palabra ‘piruja’?”. Le responde con enojo la mujer: “No estés molestando, y dile al siguiente señor que pase”... Suena el teléfono del manicomio y una voz pide: “Comuníqueme por favor con el señor Orátez, del cuarto 129”. Tras un minuto le dice la operadora al que llamaba: “Lo siento, el teléfono no contesta. El señor Orátez debe haber salido de su habitación”. Y exclama muy contento el que llamaba: “¡Ah, entonces realmente me escapé!”... Don Veterino le dice a su mujer: “Voy a la Seguridad Social a pedir mi pensión por vejez”. Le recomienda la señora: “Lleva tu acta de nacimiento”. “No la encontré –dice don Veterino-. Iré sin ella, a ver qué pasa”. Un par de horas después regresa muy contento. “Me dieron la pensión de vejez” –anuncia con orgullo. “¿No te pidieron el acta de nacimiento?” –pregunta la señora. “Sí –responde él-. Pero les mostré mi pecho, y los vellos canosos los convencieron de mi edad”. “Tonto –le dice la señora-. Les hubieras mostrado más abajo, y te habrían dado también pensión por invalidez”... FIN.
