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De Política y Cosas Peores

Armando Camorra

Aquella mañana Gregorio Samsa amaneció credo. (Credo es un estado entre crudo y -edo). Le pidió a su esposa un par de aspirinas. Súbitamente Gregorio escuchó un ruido horripilante. "-¡Dios santo! -clama con desesperación tapándose los oídos-. ¿De dónde viene ese fragor espantosísimo? ¿Qué es ese estruendo horrísono, ese fuerte sonido intolerable, ese estrépito que destroza los tímpanos, ese estampido como de mil cañones que dispararan a la vez?". "-Pero, Goyo -le dice su señora-. Lo único que hice fue sacar el algodoncito que tapa el frasquito de las aspirinas"... El juez mira severamente al acusado. "-Leo en su expediente que está usted acusado de haber cometido 14 violaciones". "-No era ésa mi intención, señor juez -se justifica el reo-. En verdad soy ladrón. Lo que pasa es que siempre me pongo nervioso, y en vez de decir: ?-¡Manos arriba!? digo: ?-¡Piernas arriba!?"... Un señor, judío él, tenía un hijo adolescente que le causaba problemas incontables. Todos los medios para volverlo al buen carril habían fallado: los consejos le entraron al muchacho por un oído y le salieron no diré por dónde; se burló de reprensiones y regaños; dejó de ir a la sinagoga y fue expulsado de la escuela comunal. Desesperado, su progenitor echó mano a un recurso extremo: inscribió a su hijo en un colegio de jesuitas, pues había oído decir que los padres de la Compañía son severos maestros y rigurosos preceptores. Y eso es verdad: pertenecen a las milicias de Loyola, y algo tienen de mílites por tanto. La medida produjo un resultado milagroso: en unos cuantos días el muchacho fue modelo de buen comportamiento. Ni el Hijo Pródigo mostró tal contrición; se volvió ejemplo de aplicación en los estudios; era todo dulzura y humildad, espejo de obediencia y mansedumbre. Su padre estaba maravillado por tan extraordinario cambio. Fue a hablar con el Rector del colegio. "-¿Cómo hizo usted -le preguntó admirado- para lograr ese prodigio?". El jesuita responde: "-Fue algo muy sencillo. Llevé al muchacho a la capilla y lo puse frente al gran Cristo crucificado que está en el muro del altar. Luego le dije: ?-Mira: tú eres el segundo judío que llega aquí. Éste fue el primero"... Tom Ironass, vaquero del Oeste, iba en su caballo cuando escuchó quejidos que salían de una cabaña. Descabalgó y entró en ella. Ahí, sobre la cama, se hallaba una mujer desnuda. Estaba atada de pies y manos a cada uno de los cuatro postes de la cama. "-¡Auxilio! -clamó la mujer cuando lo vio-. ¡Dos desconocidos entraron, dejaron inconsciente a mi marido y luego me ataron en la cama y ambos abusaron de mí! ¡Ayúdeme, por favor!". El vaquero se queda pensando un momentito. Después empieza a quitarse el cinturón con las pistolas. "-Señora -le dice a la mujer-. Creo que éste no es su día de suerte"... Babalucas le contaba a un amigo su experiencia de la noche anterior: "-Le hice una visita a una chica muy linda, le hice un cocktail de mi invención, le hice una demostración de magia y luego le hice de cenar". "-¿Y luego? -pregunta el amigo con interés ansioso. "-Luego ella quería que le hiciera el amor -responde Babalucas-, pero yo no quise. Ya le había hecho demasiadas cosas"... Una muchacha le dice a Cinicio, sujeto sin escrúpulos: "-¿Te acuerdas de mí?". "-No creo haberte visto nunca" -responde Cinicio. "-Recuerda bien -insiste ella-. Nos conocimos en una fiesta y me dijiste: ?-Eres a todo dar?. Luego me llevaste a tu departamento. A consecuencia de eso estoy embarazada. Si no te casas conmigo me quitaré la vida". "-¿No te lo dije? -replica, feliz, Cinicio-. ¡Eres a todo dar!"... FIN.

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