Aquella muchacha tenía un busto enorme (Hay cuatro medidas de brassiére: copa A, copa B, copa C y ¡Mamasota!). Tan grande era la medida pectoral de aquella chica que se apenaba por las miradas que atraía, de lúbrica salacidad, libidonisidad concupiscente y urente lujuria pasional. Un día oyó hablar de cierto curandero que podía reducirle la medida de su busto. Fue con él. "En efecto, señorita Lovablia -le dice el individuo-. Yo puedo hacer que su busto sea más pequeño, y eso sin necesidad de operación quirúrgica y sin que deba usted ingerir medicamento alguno?. La muchacha le pide que sin mayor espera le haga el tratamiento. El curandero procede entonces a empujar con la mano cada una de las dos mitades del busto de la chica. Y en efecto, ella se da cuenta de que su medida pectoral se había reducido. Llena de felicidad se va a su casa. Al verla su mamá se asusta. "¡Lovablia! -le grita-. ¿Qué son esas dos enormes jorobas que te salieron en la espalda??.... Pasó el camión de la basura y salió corriendo la señora: traía una bata vieja y rota, calzaba unas pantuflas desgastadas, llevaba los pelos en desorden y en la cara lucía los restos de una crema de sospechoso color. Al llegar al camión se percató de que los encargados habían tapado ya la cubierta. "¿Llego tarde?? -les pregunta-. "-No -le responde uno de ellos-. Súbase?... He aquí un sonoro discurso mío dirigido a los grandes empresarios que anuncian sus productos o servicios en la televisión: "...En las relaciones sociales lo que más daño hace es callar. Hubo una vergonzosa época en que los empresarios fueron sometidos al insulto, al terror. Muchos incurrieron en el grave pecado del silencio, y aun algunos se avergonzaron de ser lo que eran. Hubo quienes se declararon ?empresarios nacionalistas?, y se unieron a esa campaña en contra del sector al que pertenecían. Es muy importante que la persona humana no se desvirtúe. Cada quien debe desempeñar a plenitud el papel que ha escogido. El papel del empresario sólo se puede cumplir en la libertad, y esa libertad se da frente al poder político. Esto no quiere decir que el empresario deba ser enemigo sempiterno del Gobierno, disidente profesional, tozudo crítico. Pero ustedes mejor que nadie están en aptitud de representar los ideales de una sociedad civil que quiere ser plenamente libre. El empresario no debe ser un ente pasivo que sólo reacciona ante los estímulos que se les imponen. Los ciudadanos deben crear, y el Gobierno debe actuar conforme lo demande la sociedad civil. Si algún mensaje me atreviese a dar -yo, que siempre dejo los mensajes a los servicios de mensajería- sería el de la esperanza de los muchos como yo en los pocos como ustedes, que se han forjado una posición que es al mismo tiempo de privilegio y de responsabilidad. Y ustedes, como empresarios libres, están en capacidad de influir para que no se consume la amenaza de caudillismo populista, de demagogia, que ahora se cierne sobre México"... Le pregunta el juez a la señora: ?¿Por qué se quiere divorciar después de 20 años de casada??. "Porque mi esposo no sabe hacer el amor? -responde ella. "¿Y hasta ahora se da cuenta?? -se sorprende el juzgador. "Sí -contesta la mujer-. Apenas ayer me compré un libro de educación sexual?... FIN.
MIRADOR
Por Armando FUENTES AGUIRRE.
Este buñuelo es una obra de arte. Círculo de delicias, su frágil corteza parece un encaje hecho de trigo y espolvoreado con azúcar y canela. Yo lo miro en el plato y no me animo a destruir su belleza. Llamaría a Velázquez, si pudiera, para pedirle que lo eternizara pintándolo como pintó ese guiso de huevos que cierta vez miró en una cocina de Madrid.
Es una obra de arte este buñuelo. Salido de manos de mujer tiene la magia que en la mujer reside. Quien lo hizo logró la perfección: en el mundo de la buñolería este buñuelo es una partita de Bach o una sinfonía de Mozart.
Este buñuelo es una eucaristía. Doy gracias a Dios por el manjar que es casi aire y casi pan; gracias le doy por la dulzura de su azúcar y por el suave picor de su canela. Comulgo con esta hostia femenina que tiene nombre masculino, y su levedad me hace más leve el alma. Hay veces que la felicidad es un buñuelo.
¡Hasta mañana!...