De todas las bestias la más temible es la que tiene miedo... ¡Qué sonorosa declaración, oh columnis-ta, qué grandílocua frase liminar! Cuidado con esas rimbombancias: por ellas podrías olvidar tu deber de orientar a la República. ¿Acaso quieres remediar la falta de frases célebres, que en esta época de lenguaje adocenado no tienen ya celebridad? Ea, declara el sentido de aquella inicial declaración. Antes, empero, da salida a algunas lenes gracejadas que preparen el ánimo de las naciones para escuchar la exégesis de la avandicha manifestación... La señorita Himenia sufría dolor de soledad. Solía decir: "Si no fuera por el Metro no tendría yo ninguna vida sexual". Cosa muy triste es, en efecto, ir a la tumba sin haber oído un "te quiero", aunque sea mentiroso. Quizá por eso la señorita Himenia accedió a recibir en su casa la visita de don Senilio, maduro caballero a quien las canas conferían una gran distinción que atraía mucho a las damas. Debo decir que al invitar a don Senilio la señorita Himenia desafiaba la murmuración del barrio, que era embolismador y cotillero. Ya acomodados en la sala le sirve la señorita Himenia al visitante una copita de vermú. "-No sé si degustarlo -vacila don Senilio-. Cuando bebo me da por ponerme romántico, apasionado, y me entran eróticos rijos de amador". Le informa la señorita Himenia con premura: "-La botella de tequila está en aquel cajón"... Doña Jodoncia le dice a su abnegado cónyuge, don Martiriano: "-Tuve una horrible pesadilla. Soñé que Robert Redford y tú peleaban por mí, y tú ganabas"... De todas las bestias la más temible es la que tiene miedo. Hoy por hoy los Estados Unidos son la región del mundo que siente más temor. El Presidente Bush ha condenado a su país y a sus conciudadanos a vivir con inquietud y miedo, en un desasosiego permanente que ya no acabará, pues el terrorismo no reconoce términos ni plazos, y lo mismo puede cobrar venganza hoy que dentro de diez años (u once, tampoco hay que descartar esa posibilidad). El ataque de Bush y sus paniaguados se fincó meramente en la ambición; ni siquiera la absurda guerra de Vietnam se le puede comparar en lo que hace a la falta de justificación. El régimen tiránico de Hussein no era pretexto válido para esa invasión que tanto odio ha levantado y tantas víctimas cobra lo mismo entre la población local que entre soldados de las fuerzas invasoras. Otra vez vuelvo a exhortar a Bush a retirarse de Iraq, para que las Naciones Unidas y los propios iraquíes puedan remediar los males causados por esos dos hombres violentos, Hussein y Bush, ambos malvados, ambos sin sentido alguno del valor que tiene la persona humana. No escapa a mi comprensión que quizá mis exhortaciones, tan razonables y bien intencionadas, serán objeto otra vez de la mayor indiferencia por parte del Presidente norteamericano. Cumplo, sin embargo, mi deber ante el mundo al hacer tales admoniciones. Si no son escuchadas eso reclámenselo a Bush, no a mí... Sir Igallo, audaz explorador, regresó de África. Alguien le preguntó: "-¿Vio usted el nacimiento del Nilo?". "-Señor mío -respondió muy serio él-. Creo que ésos son acontecimientos muy privados"... Don Cornulio le dice a su antiguo compañero de colegio: "-Mi mujer me abandonó. Se fue con mi mejor amigo". "-¿Tu mejor amigo? -protesta el otro-. Se supone que yo soy tu mejor amigo". "-Ya no -replica don Cornulio-. Ahora ocupas un honroso segundo lugar"... Comentaba un señor: "-Me pasé toda la noche sin dormir, como aquella vez que en una convención me presentaron al que compartiría conmigo el cuarto, y me saludó de besito en la mejilla"... FIN.
