Doña Frigidia, ya se sabe, es la mujer más fría del planeta. Una vez leyó en el periódico acerca de una erupción del Krakatoa, y la sola lectura bastó para cubrir de nieve el cráter del volcán y congelar el magma que descendía de la fuliginosa cumbre. Doña Frigidia piensa que su esposo, don Frustracio, es un maniático sexual, pues una vez por año le solicita el cumplimiento de su deber de esposa. "-¿Otra vez?" -le pregunta ella con desabrimiento cuando llega la ocasión. "-Pero, mujer -responde el lacerado lleno de franciscana mansedumbre-. La última vez que lo hicimos fue cuando Rocky Marciano conquistó el título de los pesados venciendo a Jersey Joe Walcott por knock out en 13 rounds". (NOTA: Ese acontecimiento deportivo tuvo lugar en 1952). "-¿Y ya quieres de nuevo? -rebufa ella-. ¡Eres un Barba Azul!". Pues bien: hace unas noches don Frustracio se bebió en su casa dos cubas libres -sólo una bebe a la semana, por indicación expresa de su esposa-, y aquel exceso trajo consigo el efecto que en muchos hombres el alcohol suele producir: se le encendieron los rijos de libídine. Solicitó entonces a su mujer el cumplimiento del débito conyugal, obligación prescrita lo mismo por el Código Civil que por la Santa Madre Iglesia. De ambos sistemas normativos hizo abusión doña Frigidia, pues se negó a dar la mencionada prestación, como si fueran poca cosa las leyes humanas y divinas. Entonces don Frustracio se puso a armar un rompecabezas, forma en que sublima su sexualidad reprimida conforme a las teorías de Freud. Tiene ya armados 1,043 rompecabezas; ahora está terminando uno de 12 mil piezas que representa un paisaje de Yosemite. "View of Yosemite" se llama el rompecabezas. Lindo nombre. Al día siguiente doña Frigidia se topó en la calle con una amiga suya a la que hacía mucho tiempo no veía. "-Supe que te casaste -le dice doña Frigidia a su amiga-. Dime: ¿cómo es tu marido?". "-No es ninguna cosa del otro mundo -contesta la mujer. (Para ninguna esposa su marido es una cosa del otro mundo). Es alguien común y corriente; un hombre de todos los días". "-¿De todos los días? -prorrumpe con escándalo doña Frigidia-. Pobre de ti; te debe tener harta. Mi marido es un hombre de una vez al año, y ya no lo aguanto"... Otra vez vemos en la tele y los periódicos, y oímos en el radio, las noticias acerca de la aspiración presidencial de la Primerisísima Dama, doña Marta Sahagún de Fox, quien se propone suceder a su marido cuando éste acabe de no desempeñar el cargo. No creo que sería buena para México esa postulación. Y no lo digo porque la aspirante sea mujer: muchas mujeres hay que serían magníficas presidentas. Lo digo porque la señora Sahagún no tiene la formación que se requiere para ocupar el puesto. Si aspira a él es sólo por la privilegiada posición en que la colocaron las azarosas circunstancias de la vida, que han dado alas a su ambición política. Esas circunstancias, y la lectura de algunos libros de superación personal cuyas consignas de éxito, de llegar a la cumbre, de ser águila y no gallina -como si comiéramos huevos de águila- repite machaconamente en sus discursos y entrevistas, todo eso ha puesto en el ánimo de doña Marta la idea de llegar a donde su marido, con iguales y aun menores méritos, consiguió llegar. En política todo puede suceder -Fox es la mejor demostración de eso-, pero es poco posible que la señora Sahagún llegue a ocupar el cargo que hasta ahora su esposo no ha ocupado. Todo el derecho tiene de buscar la postulación, pero esa búsqueda no es buena -ni lo será después- para el país... FIN.