Hay cosas imposibles que sin embargo suceden. Con esa frase hizo acabar don Abundio la polémica sobre los fantasmas que se aparecían en la bodega vieja del Potrero. A fin de cuentas las espectrales sombras resultaron ser doña Laya (Eulalia, viuda ella) y Crisóforo el pastor, hombre casado. Los furtivos amantes sostenían ahí sus nocturnas entrevistas. Esa realidad de la vida no anula de ningún modo la antigua tesis según la cual nada es imposible. Desde luego hay excepciones a esa tesis, por ejemplo aquella de no pedir peras al olmo, idea que los latinos enunciaban con la frase E scilla non nascitur rosa. De la planta de cebolla no nacerá una rosa. En efecto, hay cosas imposibles. Cerrar el paso a las cataratas del Niágara con un tapón de corcho es una de ellas, y que Roberto Madrazo Pintado llegue a la Presidencia es otra. No sé de ningún loco que haya intentado lo de las cataratas, pero hay priistas que ya hacen desde ahora campaña en favor de la postulación presidencial del tabasqueño. Bien saben que la imagen del dirigente nacional del PRI es pésima, y que cualquier suscriptor de la guía telefónica, escogido al azar, tendría más posibilidades que él de ser electo. Pero parece que priva aún en el viejo partido aquella disciplina que implicaba absoluta sumisión, y parece también que no son capaces los priistas de hacer un ejercicio de autocrítica que pueda salvarlos del desastre. En fin; a mí me pagan por orientar a la República, no por dar rumbo al PRI. Que con su PRD se lo coman... Llorosa, tribulada, la joven mujer denunció a un taxista ante la autoridad. "-Abusó dos veces de mí" -dice en su queja. Opone el cínico individuo: "-Fue una vez nada más". "-Dos -insiste la agraviada-. Abusó de mí, y antes de hacerlo no desconectó el taxímetro"... Doña Uglilia era más fea que un coche por abajo. Aún así se resistía a las esporádicas solicitaciones amorosas de su cónyuge. Un día le explicó la causa de sus negativas. Le dijo: "-Es que para mí el sexo es un trabajo". "-Si es un trabajo -sugiere el marido- ¿por qué no se lo encargas a la muchacha?"... "-¡Mami, mami! -solloza el chiquitín-. ¡En la escuela los niños me llaman El Hombre Lobo!". La madre lo consuela con ternura: "-No les haga caso m’hijito. Ande, vaya a peinarse su carita"... Babalucas trabajaba de dependiente en una tienda de discos. Llega una muchacha y le pide: "-Quiero el último disco de Luis Miguel". "-Tendrás que venir luego -responde Babalucas-. Todavía me quedan tres"... Nalguiria, bailarina en un centro nocturno, le cuenta a su compañera Bubulina: "-Un viejo cochino me dijo que me regalaría un anillo si pasaba un rato con él en su departamento". Bubulina, que conocía bien a su amiguita, le dice sin vacilar: "-A verlo"... El recién casado le pide a su flamante mujercita: "-Tráeme por favor unos cubitos de hielo, mi amor". "-¿De dónde les saco?" -pregunta ella con inquietud. "-¿Cómo de dónde? -sonríe el muchacho-. Pues del refrigerador, claro. Ahí, en las charolas, hay cubitos". Pregunta la muchacha: "-¿Qué no se necesitan para mantener frío el refrigerador?"... Sigue ahora "El Chiste más Mamucas del Principio de Año". Suena el teléfono en la embajada laosiana. Pregunta una voz: "-¿Es el encargado de negocios de Laos?". "-Sí". "-¿Podría mandarme uno de vainilla?". (Carajo, no sólo es el chiste más mamucas del principio de año: seguramente lo será también de la mitad y el fin)... En la penumbra de la noche un señor, tartamudo él, se acerca a la muchacha que ofrecía en la esquina sus encantos. Le dice: "-Cuán- cuán- cuánto...". "-500 pesos, guapo" -responde la de tacón dorado. Completa el tartamudo: "-Cuán- cuán- cuánto tie- tiempo sin ve- verte, so- sobrina"... FIN.