Doña Holofernes leía el periódico. Le comenta a su consorte, don Poseidón: "-Figúrate: todavía hay regiones en los Himalayas donde conservan la costumbre de enterrar viva a la esposa con su marido, cuando éste muere, a fin de que lo acompañe para siempre". "-¡Qué barbaridad! -se demuda don Poseidón-. ¡Pobre hombre!"... Iba la caravana de camellos atravesando el desierto del Sahara (antes boscoso ejido mexicano). Dos meses ya llevaban en el viaje. Un camello le dice algo en voz baja a la camella que iba al lado. Ella, preocupada le responde no sé qué cosa. Y entonces se oye por sobre el sibilante viento de la arenosa inmensidad la voz encolerizada del camello: "-¡Me vale m... el qué dirán! ¡Tengo una sed de la tiznada!"... Llega doña Jodoncia a la Facultad de Ciencias Químicas y le pide a la encargada del laboratorio: "-Quiero que me hagan un análisis de este pastel. Me lo regaló mi yerno"... Uglilia, la mujer más fea de la comarca, le dice con mucho sentimiento a Capronio, su marido: "-Sé que te casaste conmigo únicamente porque tenía dinero". "-Estás completamente equivocada -le contesta muy serio el tal Capronio-. Me casé contigo porque yo no lo tenía"... Llegó un sujeto con el agente de espectáculos. Traía un perro sato y un pequeño piano. Sin decir palabra abre la tapa del pianito y pone frente a él al perro. El caniche hace una graciosa reverencia, se sienta al piano e interpreta una balada de Chopin como Brailowsky, una sonata de Beethoven como Rubinstein, un estudio de Rachmaninov como Cherkassky y la Suite Bergamasque, de Debussy, como Gieseking. "-No está mal -dice el agente al final de las interpretaciones-. Pero la billetiza está en el rock"... El señor estaba en su sillón de la sala. Tenía mirada hosca, y en la boca un chupón de bebé. A sus pies un crío de meses lloraba desconsolada-mente. Llega la esposa del sujeto y le dice con enojo: "-Está bien que quieras dejar de fumar, Leovigildo, pero no le quites su chupón al niño"... En la cómplice penumbra de la sala cinematográfica el muchacho y su novia se entregaban a eróticas caricias igniscentes. Una dama que estaba atrás se escandaliza, pues ella jamás había gozado tales demostraciones. Le dice al muchacho: "-Oiga, joven. ¿No podrían ir a otro lugar a hacer sus cosas?". "-¡Claro que sí, señora! -responde el mozalbete-. ¡Por favor, ayúdeme a convencerla!"... Babalucas vivía en una granja. Su esposa enfermó, y Babalucas hizo llamar al médico. Después del examen de rigor le dice el facultativo a Babalucas. "-Los medicamentos que voy a recetar deben administrarse mañana a primera hora. ¿Tiene usted reloj?". "-Lo vendí -responde Babalucas- Tengo radio, pero es AM, y sólo puedo usarlo antes del mediodía". No entendió el galeno aquella contestación de Babalucas. Le dijo anotando la receta para la señora: "-Mire usted: cuando cante el gallo déle estas pastillas, y a la hora en que llega el lechero póngale esta lavativa". Al día siguiente el médico llamó por teléfono a la casa de Babalucas. "-¿Hizo lo que le dije?" -le pregunta. "-Puntualmente, doctor -responde muy orgulloso el tonto roque-. Pero ojalá no se repita el tratamiento, porque batallé mucho para que el gallo se tragara las pastillas, y más para que el lechero se dejara poner la lavativa"... Aquel señor hizo un viaje a Italia. Su esposa, mal de su grado, se quedó en la casa. Recibió la señora un correo que enviaba su marido: "Me estoy divirtiendo mucho. Florencia es fantástica". Contesta ella: "Yo también la estoy pasando en grande. El compadre es fantástico también"... FIN.
