El chiste con el cual se abre hoy esta deleznable columneja es un vitando cuento más propio de chafalditeros que de personas de bien y de razón. Quienes la tengan harían bien en evitar su lectura: Recordemos la frase sapientísima: "El diablo sólo tienta a aquél con quien ya cuenta"... La nueva criadita de la casa hacía la limpieza de la alcoba, y dio con un condón desenrollado. "-¿Qué es esto, siñora?" -pregunta con recelo a su patrona, al tiempo que tomaba aquella cosa con la punta de los dedos. La señora, entre apenada y divertida, le responde: "-Pero, Eglogia, ¿es que en tu pueblo no hacen el amor?". "-Sí lo hacemos -responde la muchacha con admiración-, pero no hasta despellejar al pelao"... Afrodisio Granpitón, hombre proclive a cosas de libídine, conoció en una fiesta a Dulcilí, muchacha ingenua, y la invitó a ir a su departamento. Le dijo que quería enseñarle unos dibujos japoneses en tinta china, de la época clásica. El primero, describió para suscitar el interés de Dulcilí, mostraba una flor de nomeolvides; el otro representaba a un gatito jugando con una pelotita de estambre (NOTA: En la época clásica nipona no había estambre). "-Me estás echando mentiras -contesta ella-. Lo que en verdad pretendes es saciar en mí tus instintos de lubricidad, carnalidad, salacidad, rijosidad, sensualidad, obscenidad y voluptuosidad". (NOTA: Dulcilí acababa de comprar un diccionario de sinónimos, y quería desquitar el precio). No se inmutó Afrodisio. "-Dime una cosa -le pregunta muy serio a la muchacha-. ¿Cuánto tiempo tienes de conocerme?". "-Tres minutos" -responde Dulcilí. "-Y en todo ese tiempo -le dice Granpitón-, ¿te he mentido alguna vez?"... El reportero de espectáculos llegó a su casa cuando no era esperado y sorprendió a su mujer en brazos de un actor. Furioso, le pregunta al tipo: "-¿Qué estás haciendo, Errol?". Responde el comediante: "-Por ahora una película, una telenovela y un par de comerciales. La próxima semana estreno algo en el teatro"... Cumplió años don Martiriano. Jodoncia, su mujer, le regaló dos corbatas. Al día siguiente don Martiriano, deseoso de agradar a su consorte, estrenó una de las corbatas. Lo ve la fiera señora y le pregunta con tono amenazante: "-¿Qué? ¿No te gustó la otra?"... Yo sufro de ese mal incurable que se llama afición a la ópera. Me seduce la extravagante locura de los que cantan mientras se están muriendo. Adolescente todavía empecé a oír ópera, y no se me ha quitado el vicio. Una vez manejé desde Bloomington, en Indiana, hasta Chicago, para escuchar un recital de Victoria de los Ángeles acompañada por un genial pianista inglés de nombre Gerald Moore. Este señor escribió un libro en el que narró sus memorias de acompañador de cantantes. El libro se llama "Am I too loud?", algo así como "¿Estoy tocando demasiado fuerte?". Hay quienes dicen que la próxima elección presidencial habrá de ganarla quien tenga el control de los medios electrónicos. La pregunta es si esos medios han de servir de propaganda interesada a favor de uno de los candidatos, o si deben cumplir con rectitud e imparcialidad su misión de informar. De otro modo dichas las cosas: ¿tocarán demasiado fuerte esos medios, para influir en la elección, o serán lo que deben ser: comunicadores fieles de su comunidad, presentándole con objetiva claridad el proceso de la sucesión presidencial? Cuestión es ésa a la que no he podido hallar respuesta, lo mismo que a la eterna pregunta que ensombrece mis días y pone desvelos en mis noches: ¿cuál es la capital de Dakota del Sur?... El dueño de la nueva línea aérea le dice al publicista: "-Es cierto, Mercuriano: estamos en Italia. Y también es cierto: nuestra oficina se halla en Génova. Pero realmente no acaba de gustarme el nombrecito ese que inventaste: Genitalia"... FIN.