Hay quienes desprecian los signos ortográficos. Los juzgan cosa únitl. Pero de un punto o de una coma, tan pequeñitos ellos, depende todo el sentido de un mensaje. Por ejemplo leamos esto, pronunciando en la lectura el nombre de los puntos y las comas: "La mujer que tiene . / y que no tiene que , / tiene que vender el . / para que del .,". Con propósitos políticos he recordado la historieta de aquellas tres muchachas, hermanas entre sí, y solteras, llamadas Soledad, Julia e Irene. Conocieron a un agente viajero, hombre joven, simpático y apuesto. El muchacho empezó a frecuentarlas. Tenía atenciones para las tres; de las tres parecía rendido enamorado. Las hermanas, por más que aguzaban el sexto sentido que -entre otros muchos- tienen las mujeres, no acertaban a adivinar cuál de ellas era la preferida del galán. Por fin, tras muchas deliberaciones, le enviaron un mensaje pidiéndole que declarara sus intenciones con franqueza. ¿A cuál de las tres quería? El viajero contestó con otro mensaje que, cosa extraña, no llevaba signos ortográficos: cero puntos, cero comas, cero admiraciones o interrogaciones. He aquí ese texto, que estaba escrito en verso, en forma de una décima: "Tres bellas que bellas son / me han exigido las tres / que diga a cuál de ellas es / la que ama mi corazón / si obedecer es razón / digo que amo a Soledad / no a Julia cuya bondad / persona humana no tiene / no aspira mi amor a Irene / que no es poca su beldad". Las tres hermanas, Soledad, Irene y Julia, leyeron con atención aquel raro mensaje. Terminada la lectura declaró muy contenta Soledad: "-No cabe duda : es a mí a quien ama". Y puso al mensaje los signos ortográficos que ella creía correctos: "Tres bellas, que bellas son, / me han exigido las tres / que diga a cuál de ellas es / la que ama mi corazón. / Si obedecer es razón / digo que amo a Soledad. / No a Julia, cuya bondad / persona humana no tiene. / No aspira mi amor a Irene, / que no es poca su beldad". Dijo Julia: "Estás equivocada. El mensaje debe interpretarse así: ‘Tres bellas, que bellas son, / me han exigido las tres / que diga a cuál de ellas es / la que ama mi corazón. / Si obedecer es razón / digo que ¿amo a Soledad? / No. ¡A Julia, cuya bondad / persona humana no tiene! / ¿Aspira mi amor a Irene? / ¿Qué? ¡No! Es poca su beldad!’". Irene lee la misiva y dice a sus hermanas: "-Ustedes dos están erradas. He aquí el verdadero sentido del mensaje: ‘Tres bellas, que bellas son, / me han exigido las tres / que diga a cuál de ellas es / la que ama mi corazón. / Si obedecer es razón / digo que ¿amo a Soledad? / No. ¿A Julia, cuya bondad / persona humana no tiene? / No. Aspira mi amor a Irene, / que no es poca su beldad". Siguieron, pues, con la duda las hermanas: todas parecían estar en la razón. Enviaron entonces un segundo mensaje a su cortejador, y le pidieron que aclarara el sentido oculto en su mensaje. Debía poner -le demandaron- los signos ortográficos que correspondieran a su verdadero sentimiento. Y les cumplió su deseo el elusivo galán. Así fue como puntuó el mensaje: "Tres bellas, que bellas son, / me han exigido las tres / que diga a cuál de ellas es / la que ama mi corazón. / Si obedecer es razón / digo que ¿amo a Soledad? / No. ¿A Julia, cuya bondad / persona humana no tiene? / No. ¿Aspira mi amor a Irene? ¿Qué? ¡No! Es poca su beldad". Dicho de otra manera: a ninguna de las tres. Supongando sin suponer, como dicen en mi rancho, que el PRI postulara a Madrazo como candidato a la Presidencia, el PAN a la primera dama esposa del segundo caballero, y el PRD a López Obrador, yo diría también, y con todos los signos ortográficos posibles: "¡A ninguno de los tres!"... FIN.