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De Política y Cosas Peores

Por Armando Camorra

Ya conocemos a lady Loosebloomers. Formada en la antigua tradición expresada en el mote "Noblesse oblige", sabía que la nobleza obliga a quien la tiene a comportarse noblemente. Así, jamás le negaba un vaso de agua a un caminante con sed. Por eso recibió en su lecho a Pricky Prick, el pecoso y pelirrojo adolescente encargado de la limpieza de las cuadras. El pobre muchacho andaba de continuo en evidente estado de tumefacción por causa del impulso erótico que llega con la adolescencia, y milady sintió temor de que la salud del chico se arruinara por entregarse a indebidas satisfacciones personales cuya maldad fue demostrada por el doctor Kellog, inventor de las hojuelas de maíz y de la mantequilla de maní. Por ese caritativo impulso, no por mala conducta o por ceder a la sensualidad, lady Loosebloomers aprovechó la ausencia de su maduro esposo, lord Feebledick, para arrastrar a su alcoba al asustado efebo. Con él estaba, enseñándole el sutil arte del foreplay, cuando intempestivamente el marido apareció en la alcoba. ¿Por qué algunas personas tienen el don de la inoportunidad? "-¿Qué es esto?" -preguntó lord Feebledick tratando de contener la tentación de la ira, herencia de sus antepasados irlandeses. "-No digas que no sabes lo que es -le respondió lady Loosebloomers-. ¿De nada te sirvió entonces tu estancia en el ejército?". "-Donde obtuve medalla de primer grado" -acotó Feebledick con dignidad. "-Milord..." -intentó hablar el mozalbete, cuya tumefacción había desaparecido por primera vez en cuatro meses a causa de la impresión que le causó la llegada del esposo. "-Muchacho -lo interrumpió con severidad lady Loosebloomers-. En esta casa los sirvientes sólo hablan cuando sus amos les preguntan algo. Lujuria sí, jovencito; faltas de educación no". "-Déjalo que hable, mujer -intervino lord Feebledick-. El otro día Bertie Russell dijo en el club que la juventud británica tiene voz, y debemos escucharla. ¿Qué querías manifestar, Prick?". "-Sólo iba a decir, milord -habló el gandul-, que mi horario de trabajo concluye a las 17 horas. Son ahora las 5 y media de la tarde, de modo que lo que estaba haciendo no interfiere con mis actividades". "-Descuidarlas es imperdonable -declaró lord Feebledick con tono admonitorio-, pero no menos reprensible es lo que hacías con mi esposa. A ella la conozco ya, pero tu ligereza me tiene sorprendido. Si no fuera porque los caballos te han cobrado particular afecto ahora mismo te despediría. Espero, sin embargo, que esto no se repita, o que se repita con la menor frecuencia posible. ¿Has entendido?". "-Sí, milord -respondió con timidez el pobre joven-. No sé si deba aprovechar esta ocasión, señor, para informarle que la yegua alazana perdió un clavo de la herradura izquierda". "-Bloody be! -palideció lord Feebledick-. Ése sí es un penoso contratiempo. Avisa de inmediato al caballerango. Las cosas andan mal en esta casa"... El relato que acabo de narrar enseña cómo en ocasiones no vemos el árbol por sólo ver el bosque. En México no vemos bosque ni árbol. Si en este país hubiera un mínimo de decencia pública no existiría el engendro llamado Partido Verde Ecologista, y sus propietarios y detentadores, como ese inmoral y torpe jovenzuelo que es Jorge Emilio González Martínez, estarían rascándose los entresijos en vez de estar haciendo daño a México, o seguirían vendiendo mejorales en lugar de intentar vender el territorio nacional. Es muy malo ser tonto, y es peor ser deshonesto. Con sus intentos de defensa el imberbe muchacho ha demostrado ser las dos cositas. México es un país subdesarrollado, sí, pero no tanto como para seguir admitiendo tamaña podredumbre. El IFE debe considerar este caso de estúpida y flagrante corrupción... FIN.

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