Si alguno de mis cuatro lectores tiene un amigo de corta estatura puede hacerle una broma muy pesada. La próxima vez que lo vea salúdelo con entusiasmo: "-¡Hola, vikingo!". Él se sentirá halagado, pues la palabra "vikingo" evoca ideas de grandeza y fortitud. En el curso de la conversación siga usted llamándolo con ese nombre: "-Ya te digo, vikingo..."... "-Y la familia ¿bien, vikingo?"... "-A ver cuándo me visitas, vikingo"... Finalmente el chaparrito no podrá contener más su curiosidad y le preguntará, intrigado: "-Oye: ¿por qué me dices ‘vikingo’? Mido 1 metro 30 de estatura". Entonces usted responderá: "-Precisamente: de ese tamaño nacen los vikingos". Tras decir eso escape usted a todo correr, como Alan Ladd en "Shane el Desconocido", cuando Van Heflin lo sorprendió conociendo a su señora. (1953, con Brandon de Wilde, Jean Arthur y Jack Palance; dirección de George Stevens)... Frente a un compadre suyo aquel señor reprendía a su hijo, que había sacado muy malas calificaciones. "-El próximo mes -le dice- tendrás que traer puros nueves y dieces". "-Compadre -sale el otro en defensa del niño-. Usted es un burro; mi comadre es una mula; y ¿quiere usted un cuarto de milla?"... El Tarolas y el Charifas se ganaban la vida robándoles la cartera a los turistas norteamericanos. Pasan los dos frente a un puesto de periódicos. Rezaba un titular: "Critica el Gobierno a los sacadólares". "-Mire, compadre -le dice el Charifas al Tarolas-. Nos están atacando"... Un fino caballero visitaba con asiduidad a la señorita Celiberia Sinvarón, pero no daba a conocer sus intenciones. Cansada, un día le pregunta ella si no había pensado en el matrimonio. "-Oh, no -responde el fino caballero-. Pienso en ti solamente como amiga. Debes saber que soy pederasta". "-¿Y eso qué importa? -responde la señorita Celiberia con vehemencia-. ¡Para eso hay Alcohólicos Anónimos!"... La secretaria de don Algón le comenta a una amiga: "-Me molesta una costumbre de mi jefe: cuando me dicta se sienta a mi lado y me pone una mano en la cintura. ¿El tuyo no hace eso?". "-No -responde la otra chica-. Mi jefe busca siempre horizontes más amplios"... La suegra llegó muy enojada a casa de su yerno. "-La vecina anda diciendo que soy una vieja bruja". "-No le haga caso -la defiende el yerno-. No es usted tan vieja"... "-Me casé con tu madre -le cuenta el señor a su hija- después de un severo análisis". "-¿Qué análisis fue ése?" -pregunta la muchacha. "-El del laboratorio de ginecología -contesta el señor-. El resultado fue muy severo"... Con razón o sin ella, lo cierto es que la gente no da crédito a los datos estadísticos sobre la población de México. El último censo que se realizó ofreció resultados que fueron rechazados por tirios y troyanos. Se habló de manejos políticos tendientes a destinar menos recursos a los gobiernos estatales y municipales. En alguna ocasión representaciones locales del Inegi manifestaron que en los censos puede haber un error hasta del 7 por ciento. ¿Es aceptable un censo de población con un margen de error así? No puede haber una adecuada planeación nacional sin información confiable. Los responsables deben convencer a la opinión pública de que los censos se hacen bien; de otro modo seguiremos viviendo en las penumbras de la incertidumbre. (Con esta frase me estremecí)... Blancanieves se pone frente al espejo mágico y le hace una pregunta: "-Espejito, espejito: ¿cuál de los siete es el papá de mi hijito?"... FIN.