Pregunta: ¿Qué hace un hombre en la cama después de hacer el amor? Respuesta: Estorbar... Pregunta: En una operación de cambio de sexo ¿qué es lo que le duele más a la mujer que se convierte en hombre? Respuesta: Que le quiten el 90 por ciento del cerebro... Pregunta: En otra operación de cambio de sexo, al hombre que se convierte en mujer ¿qué es lo que le duele más que le corten? Respuesta: El sueldo, a la mitad... Pregunta: ¿Por qué muchas mujeres se oponen a la igualdad con el hombre? Respuesta: Porque es descender en la escala... Pregunta: ¿Por qué muchos hombres apoyan la igualdad de la mujer con el varón? Porque ya están cansados de que la mujer sea superior... Pregunta: ¿Cuál es el mejor hombre? Respuesta: El que después de hacer el amor se convierte en un vaso de leche, un sandwich de pollo y una buena película en la televisión... Pregunta: ¿Por qué la mujer lleva la peor parte en el matrimonio? Respuesta: Porque necesita nada más 100 gramos del cerdo, y tiene que cargar con todo el animal... ¡Basta ya, mentecato columnista! ¿A qué esa andanada de diatribas contra el hombre? ¿A qué esos vituperios, que signaría gustosa la más extremada feminista? Es mi modesta aportación al Día Internacional de la Mujer, que ayer las mujeres festejaron. Va de anécdota. En marzo de 1776 Abigail Adams, esposa de John Adams, uno de los padres de la independencia norteamericana, le escribió una carta a su marido. "... Espero -le decía- que en la nueva legislación que váis a hacer tomaréis en cuenta a la mujer, y seréis más comprensivos con ella que vuestros predecesores. No déis a los maridos poder ilimitado; recordad que todos los hombres serían tiranos si los dejaran serlo. En caso de que no prestéis particular atención a la mujer estamos decididas a fomentar una revolución, pues no nos sujetaremos a leyes que se hicieron sin nuestra voz ni nuestra representación. Que vuestro sexo es tiránico es una verdad tan absoluta que no admite ninguna discusión...". He aquí la humorística respuesta que dio John Adams a su esposa: "... En este asunto, Abby, los legisladores tendremos que irnos con cuidado. Teóricamente es cierto lo que dices, pero en la práctica te consta que nosotros -los hombres- somos los que estamos sujetos a vosotras, que sóis las que en verdad mandáis. Lo único que los señores hemos logrado conservar es el título formal de jefes de la casa. Antes que renunciar a esa apariencia, lo cual sería entregarnos ya sin ningún disimulo al despotismo del mandil, espero que el general Washington y sus valientes tropas salgan a combatir vuestra revolución...". Mutatis mutandis, cambiando lo que hay que cambiar, lo que dijo Abigail Adams sigue siendo verdad en nuestros tiempos. Y lo que dijo John Adams también... Murió un señor, y su compadre llevó mariachis a su entierro, pues al finado le gustaba mucho la música vernácula. Un día después el compadre fue a visitar a la apetitosa viuda. Le dice: "-Comadrita, sé que es de muy mal gusto decirle esto al día siguiente del funeral de mi compadre, pero quiero que sepa, aunque esto parezca apresurado y prematuro, que me gusta usted mucho". Responde la viuda: "-¡Cómo no me lo dijo ayer, compadre! ¡A la salida del panteón me arreglé con uno de los mariachis!"... Terminado el trance connubial el recién casado le reprocha a su flamante mujercita: "-Pirulina: no eras virgen". Pregunta ella a su vez: "-¿Te gustó cómo te hice el amor?". "-Muchísimo -responde él-. Me hiciste conocer todos los deliquios de la voluptuosidad". Le dice Pirulina: "-¿Y crees que eso se aprende por correspondencia?"... FIN.
