A la prima Celia Rima, versificadora por afición, se debe este curioso trabalenguas: "Andrés Manuel López Obrador / anda todo apendejelagartado. / El que lo desapendejelagarte / será un buen desapendejelagartador". En efecto, el jefe de Gobierno del Distrito Federal se mira aturrullado y confundido. Parecen haber huido de él las tres potencias del alma: memoria, entendimiento y voluntad, especialmente la segunda, que da a los hombres capacidad de juicio, discernimiento y discurso apegado a la razón. Eso de culpar de sus males a la DEA -¡hágame usted el refabrón cavor!- es una soberana mamarrachada, sin la racha. Peor todavía: el desatentado propósito del perredista de organizarse a sí mismo una manifestación de apoyo (y de a huevo) descubre ya sin ningún tapujo su íntimo ser de demagogo populista, y nos hace retroceder en tácticas políticas a los años cincuentas del pasado siglo, a lo peor de la época priista. Peligrosa y muy torpe es igualmente la estrategia de sus paniaguados, de presentar a López Obrador como víctima de aviesos complotados, y de sugerir que podría correr la misma suerte de Colosio. Quienes hacen tan desbordada insinuación están jugando con fuego, si me es permitido ese inédito símil pirotécnico. Vuelva a su ser el Peje, no dé palos de ciego, no se ande por las ramas ni por las hojas tome el rábano. En vez de tender cortinas de humo -otro símil ignífero- y de tirar escopetazos a diestra y a siniestra, reconozca que él mismo se rodeó de pillos (a quienes conocía muy bien), y evite que la gente le espete aquello de "Dime con quién andas...". A fin de conseguir tal cosa debe investigar a fondo la conducta de sus aláteres y pedir para ellos el castigo de ley, si de sus actos se desprende la comisión de algún delito. Por último me permito recordarle, a vía de puro comentario, la existencia de una costumbre exótica que se practica en otras latitudes. Por escándalos menores que éste los jefes de Estado y de Gobierno suelen solicitar licencia para dejar sus cargos en forma temporal, mientras duran las investigaciones de los hechos que han causado la crisis de confianza, o de plano renuncian a su puesto movidos por un extraño sentimiento que en los medios políticos de México es ya desconocido, y que se llama vergüenza o dignidad. Esto en manera alguna significa pedir que López Obrador tenga vergüenza. ¿A qué imitar las rarezas que se ven en los países extranjeros?... Termina el trance de amor en la primera noche de casados. Orgulloso de su performance el novio le pregunta a su flamante mujercita: "-¿Te gustó, Dulcilí?". "-¿Cómo que si me gustó? -responde ella enojada-. ¿Qué ya fue todo?"... En la cantina un baladrón empezó a molestar a uno de los parroquianos. Le dice éste con voz amenazante: "-Tenga cuidado, amigo. Sepa usted que soy de poco aguante". El bravonel se levanta de su silla, coge al otro por las solapas y le da una trompada comparado con la cual es un minué en Versalles el puñetazo con que Luis Ángel Firpo, "El Toro de las Pampas", sacó del cuadrilátero a Jack Dempsey (Nueva York, septiembre 14 de 1923). Al sentir el golpe el otro se echa a llorar como un chiquillo. "-¡Buu! ¡Le dije que tengo poco aguante!"... Llegó la esposa al domicilio conyugal, y al abrir la puerta de la alcoba sorprendió a su marido en abrazo de coición adulterina con la joven criadita de la casa. "-¡Eres un canalla, Pitoncio! -le dice hecha una furia-.¡Mira que distraer de sus tareas a la muchacha! ¿Por qué te encuentro así?". "-Permíteme darte una explicación -responde él-. Es que ahora usas esos zapatos con suela de hule, y ya no oigo tus pasos"... FIN.