Yo soy hombre de cuentos, no de cuentas. En mi edad temprana la aritmética me inspiró miedo, un miedo que luego el álgebra y la geometría convirtieron en terror y después la trigonometría en pánico. No escapa a mi intelecto, sin embargo, que todo es número, hasta la música, y que el universo entero está regido por la armoniosa matemática. Yo no sé de números, pero Diosito sí. Pitágoras y Euclides intuyeron la teología de los guarismos conforme a los cuales se mueven las esferas, se organiza el curso de los astros y se rigen los ciclos lunares y solares, la danza del día y de la noche. En el fondo, lo reconozco a mi pesar, todo en el mundo es aritmética. Llegará el día en que algún poderoso matemático reducirá a signos, si bien quizá no a fórmulas, esa confusión de los sentimientos, tortura y felicidad de los humanos. ¿A qué este largo exordio? Viene a cuento -y a cuenta- para hablar de la numerología, que es algo más que simple práctica adivinatoria o atribución de propiedades cabalísticas a determinados números. Digo aquí que los pueblos del Islam han sido desde siempre consumados numerólogos. En la cultura islámica los guarismos son símbolo de la realidad, pues el Corán prohíbe la representación del mundo, imitación irreverente, y aun sacrílega, de la creación divina. Surge entonces el arabesco, esa complicada geometría, y surgen los emblemas ocultos en los números, en esos números que llamamos "arábigos". ¿Sería empresa peregrina hacerse criptógrafo o descodificador -como en las películas "Mentes brillantes" o "Enigma"- y buscar números que servirían para rastrear las intenciones de los terroristas? ¿Especulación peliculesca? Puede ser. Pero ¿qué tal si nos ponemos a contar y hallamos que entre los atentados de Nueva York y de Madrid se puede establecer una relación de numerología? Veamos. Entre la fecha del atentado en Nueva York y la fecha del atentado en Madrid median exactamente 911 días. La cifra coincide con el 9-11 -septiembre once- en que empezó la era terrorista. (Si se quiere más numerología, el 911 es el número telefónico de emergencia en Estados Unidos). No cabe ya ninguna duda de que las bombas madrileñas se hicieron estallar como venganza por la innecesaria y absurda intervención del Gobierno de Aznar en la guerra contra Iraq. Los números fortalecen ese dato. A la hora en que escribo esto no se han definido todavía los resultados de las elecciones generales en España, pero por fuerza habrá de reflejarse en ellos la secuela de la terrible matanza de inocentes decretada por los fundamentalistas. Lo dicho: Bush y sus torpes seguidores condenaron al mundo a sufrir todos los males que derivan del terror. Si ayer hubo en el mundo Guerra Fría ahora hay una Guerra Invisible contra un enemigo oculto que puede atacar a cualquier hora, cualquier día de cualquier año. Aznar, como Bush y como Blair, debe salir del cargo que tan mal usó, y desde el cual hizo tan grave daño a la causa de la paz mundial... A fin de aliviar la tensión que debo haber provocado en las naciones del planeta por esta reflexión numerológica, paso a contar ahora algunos inanes chascarrillos... Salen los novios de la iglesia y empiezan a recibir las felicitaciones por su boda. Un sujeto llama al novio: "-¡Pst pst!". El novio acude, y el sujeto le dice al oído señalándole a la novia: "-Ronca mucho"... El preso le pide un favor a su esposa, que fue a visitarlo en la cárcel: "-Es mejor que ya no vengas. Mi compañero de celda está empezando a ponerse celoso"... Terminado el trance de amor la muchacha le dice solemnemente a su galán: "-En este acto te entregué mi virginidad, Pitoncio. ¿Qué puedo esperar de ti?". Arriesga él: "-¿Un recibo?"... FIN.