Esta fabulilla, salga bien o mal, se refiere a un tema de la actualidad... Iba un conejito por el campo, y le salió al paso un feroz perro. Si sería lebrel, galgo o podenco, no lo he podido averiguar. Díjole el perro al conejito: "-Voy a comerte". "-Bien -contesta resignado el conejito-. Sólo te pido que me devores en mi madriguera. Así, al menos podré morir en mi casita". Van los dos a la madriguera del conejo. Dentro se oye una batahola, y a poco sale el conejito muy campante. Del perro ni sus señas. Poco después el conejito se topa con un coyote hambriento. "-Voy a comerte" -dice el famélico animal. "-Está bien -responde con resignación el conejito-. Sólo te pido que me comas en mi madriguera. Quiero ver mi casita por última vez". Se dirigen ambos en la madriguera, y entran. Se oye otra baraúnda y sale el conejito quitado de la pena. Del coyote, nada. En seguida se encuentra el conejito con un lobo, y sucede lo mismo nuevamente: el lobo le dice al conejito que se lo va a comer; el conejo le pide que eso sea en su madriguera, van los dos a la cueva del conejo, se escucha ahí un jaleo, y sale otra vez el conejito ileso. Del lobo ni el aullido. Una zorra había observado todo lo sucedido. Se llega a donde estaba el conejito. Pregunta éste con mansedumbre humilde: "-¿Tú también me vas a comer, zorra?". "-¡Ni loca! -contesta la raposa-. He visto lo que ha pasado, y sé que algún misterio ocultas. Sólo te pido que me digas en qué consiste ese misterio". "-Ven a mi madriguera" -la invita el conejito. "-¡Ni madres! -rechaza la invitación la zorra con lenguaje poco adecuado para una fábula didáctica-. Lo que les sucedió a los otros no quiero que me suceda a mí". Le dice el conejito: "-Si no vamos no podrás entender lo que ha pasado. Te prometo que nada te sucederá". Movida por la curiosidad la zorra se decide a entrar en la madriguera del conejo. En el interior de la cueva estaba un terrible león, dormido. A su lado se veía un montón de huesos de perros, lobos y coyotes. Tras de ver esto salen los dos de aquella madriguera. Le pregunta a la zorra el conejito: "-¿Qué moraleja sacas de todo esto?". Confiesa la raposa: "-No sé qué moraleja se puede derivar de aquí". Le dice el conejito: "-Ésta es la moraleja: No importa quién seas, ni de qué tamaño. Lo que importa es el padrino que tengas"... Hay quienes ya dan por muerto a López Obrador. Piensan que los escándalos de sus cercanos colaboradores le han cavado la tumba y han puesto ya los clavos de su ataúd. Lo dudo. Sucede que Judea, la tierra de Nuestro Señor, ocupa un honroso segundo lugar en resurrecciones. El primero lo tiene México. Falta mucho tiempo todavía para la campaña y la elección presidencial, y el habilidoso tabasqueño tendrá ocasión de resucitar. El pueblo mexicano sufre Alzheimer político, y olvida pronto los agravios que se le hacen. El escándalo de mañana hará olvidar el de hoy, y aún nos falta por ver muchos escándalos. Todo dependerá, como en la historia del conejo, de quién sea el padrino de López Obrador, y de cuánto dinero aplique a lavar la figura de su ahijado. Hay ricos por ahí que están dispuestos a invertir con tal de tener a su servicio un Presidente... Al terminar el primer trance de amor el novio sonríe al ver que su flamante mujercita, doncella ingenua y cándida, anotaba en su diario sus impresiones de la noche de bodas. Poseído por la curiosidad va luego y lee la anotación del diario. Decía: "Querido diario: lo que pasó fue una experiencia horrible. Sólo me sostiene la esperanza de que no se repita una vez más"...FIN.