"-Mami: ¿de dónde vienen los niños?". Esa pregunta de Pepito ya la esperaba su mamá. Intentó una respuesta a medio camino entre el extremo de decir una mentira y el otro de revelar toda la verdad. Y contestó: "-Los traen los doctores". Poco después Pepito vio pasar a dos lindísimas muchachas. "-¿Quiénes son?" -pregunta. Le informa su mamá: "-Son las hijas del doctor". "-¡Mira qué jijo de tal! -masculla Pepito-. ¡El caón se queda con lo mejor!"... Le dice la ciempiés al ciempiés: "-Hagámoslo con zapatos, no importa. Si te los quitas, cuando acabas a mí ya se me pasaron las ganas"... Dos amigos se confiaban sus vicisitudes conyugales. Dice uno: "-Cuando llego tarde a mi casa por haber estado jugando al dominó apago el motor del coche antes de llegar; abro la puerta sin hacer ruido; me quito los zapatos para subir las escaleras y entro de puntillas en la recámara. Pero mi mujer siempre se despierta y me arma un escándalo de los demonios". "-Táctica equivocada -dice el otro-. Cuando se me hace tarde yo llego a la casa sonando el claxon del coche; abro la puerta ruidosamente y la cierro de golpe; subo a trancos la escalera y entro en la recámara gritando con voz de borracho: '-¡Ya jugué; ya bebí; ahora traigo ganas de lo otro!'. Mi mujer, que está despierta esperándome para hacerme un escándalo, oye eso y se hace la dormida"... En el curso de la conversación alguien pronunció la conocida frase: "-No hay nadie perfecto". "-Yo sé de un hombre perfecto -declara uno de los circunstantes-. Se llamaba Carmelino Patané". "-¿Quién es?" -pregunta alguien. "-Fue un hombre dueño de todas las perfecciones -dice el tipo-. Tenía el genio de Einstein, la bondad de San Francisco, la seducción de don Juan, la belleza física de Adonis. Cantaba como Pavarotti, bailaba como Fred Astaire, hacía el amor como Casanova, era más ingenioso que Bob Hope. Y en los deportes... ¡Ah! Mejor golfista que Jack Nicklaus, mejor tenista que Bjorn Borg. Para vestirse un Beau Brummel; en los negocios un Rotschild; como gourmet un Savarin". Se admiran los presentes, y declara uno: "-En verdad ese hombre fue el ápex de todas las perfecciones. ¿Dónde lo conociste?". "-Yo no lo conocí -responde con hosquedad el otro-. Me casé con su viuda"... Don Cornulio llegó a su casa cuando no se le esperaba, y encontró a su mujer en brazos de su mejor amigo. "-Fornicio -le reclama con dolorida voz-. Yo tengo que hacerlo por obligación, ¿pero tú?"... Hay crisis en los partidos políticos de México: jamás se había visto en ellos tantas divisiones, tantas pugnas internas. La renuncia de Cuauhtémoc Cárdenas a los cargos que tenía en el PRD son una muestra más de esos problemas. Hay crisis en el Poder Legislativo: nunca habíamos observado entre los llamados representantes populares tal desorden, tamaños manipuleos y turbios acomodos. Hay crisis de confianza; hay escepticismo general. Con todo eso bien podría escribirse un recio tomo cuyo título sería: "Las ineptitudes de la democracia". Pues bien: es preferible eso antes que el vicioso sistema que durante siete décadas se enseñoreó de la vida mexicana. Los errores de la democracia se enmiendan con más democracia, en tanto que los yerros de los sistemas autoritarios se acentúan con el tiempo. Ante escándalos como los de los videos, ante las notorias ineptitudes oficiales hay quienes dicen que estábamos mejor cuando estábamos peor. Falso. Pese a todo, y considerando el futuro de México, estamos ahora mejor que cuando aparentemente estábamos mejor... FIN.
