Estamos en un país europeo cuyo nombre no diré, pero que tiene gobierno monárquico. Un tipo entra en un bar y pide con voz cansada al cantinero: "-Deme una bebida fuerte, por favor, y sírvamela doble. Soy el encargado de los perros de la familia real, y este día tuve más problemas que de costumbre". El tabernero le dice: "-Han de ser de una raza muy especial". "-Sí -confirma el individuo-. La endogenia los ha degenerado. Han perdido inteligencia; se han hecho irritables y agresivos". Luego de una pausa añade: "-Y los perros tampoco son fáciles de manejar"... Babalucas, el hombre más tonto del condado, iba a contratar una nueva secretaria. Le pregunta: "-¿Cuántas palabras puede usted tomar al dictado por minuto?". Responde la muchacha: "-Entre 250 y 300". "-Imposible contratarla entonces -le informa el tonto roque-. No puedo dictar tan rápido"... Aquel obispo -dicho sea sin alucinaciones personales- llevaba una vida ocupadísima. Se levantaba a las 6 de la mañana a hacer sus ejercicios en la caminadora. Luego asistía a algún desayuno con políticos. Enseguida iba al club de golf, y ahí pasaba toda la mañana. A las 2 de la tarde comía con gente de los medios de comunicación. Después solía jugar canasta o bridge con señoras de la alta sociedad. Cenaba luego en un restaurante de moda en compañía de algún banquero o empresario con el que comentaba los chismes de ocasión. Cuando llegaba a la casa episcopal, a eso de las 11 de la noche, ya iba rendido. Cierto día le dice su asistente: "-Lleva usted un ritmo demasiado intenso, Su Excelencia. Debería bajarle un poco". "-¡Qué! -se enoja el dignatario-. ¿Y descuidar la obra del Señor?"... Un maestro de gramática parda declaró: hay cosas imposibles que sin embargo suceden. Otras cosas imposibles hay, en cambio, que están llamadas a no suceder nunca. Por ejemplo, que Jorge Castañeda llegue a Presidente. Desde luego en política todo puede suceder. Nadie que hubiese visto a Marta Fox tras el mostrador de una veterinaria habría sospechado que la señora sería alguna vez aspirante a la Presidencia de la República. (Yo ahora saludo con mucha consideración a las señoras que están atrás del mostrador de una veterinaria). Castañeda es demasiado "nice" para llegar a Presidente. Un candidato debe ser popular, y a él lo popular no se le da. Eso de haber juntado dinerito en su sombrero para costear los gastos de campaña fue una acción risible rayana, por su desmañada falsedad, en lo patético. Recursos y tiempo perderá el ex Canciller en esta gestión personalista, y no conseguirá otra cosa que entretener un poco su ego. En una cosa sí le asiste la razón: en su lucha contra el irritante monopolio que ejercen los partidos sobre la actividad política nacional. Ese monopolio viola con flagrancia los derechos de los ciudadanos, y hace de los partidos una especie de franquicia que deja jugosas ganancias a sus detentadores. La legislación electoral, como propone Castañeda, debe ser reformada de modo de dar paso a candidaturas independientes... La señora le dice a su invitado principal: "-Pruebe usted mi sopa de hongos, don Alfino, para que le dé el visto bueno". El señor la prueba y cae muerto. Menea la cabeza la señora y dice a los demás invitados: "-Supongo que después de esto nadie querrá sopa ¿verdad?"... En el lecho conyugal el marido toca ligeramente el hombro de su esposa. Ella se apresura a decirle: "-Hoy no. Me duele la cabeza". "-Pero, mujer -aduce el tipo-. En la cabeza no te voy a hacer nada"... FIN.