"-Lamento informarle que le quedan solamente dos meses de vida''. "-Caray, doctor, me gustaría oír otra opinión''. "-Con todo gusto. Su corbata está muy fea''... "-Me dice mamá que la llevaste al zoológico''. "-Sí, vieja, pero no me la quisieron recibir''... "-En la noche de bodas lo primero que haré será averiguar si mi novia es tan inocente como dice''. "-¿Qué vas a hacer?''. "-Me pintaré aquello de todos los colores. Si demuestra sorpresa ya sabré yo que no es tan inocente''... "-No sé si comprar el vestido. Me parece demasiado estridente''. "-Cómpreselo, doña Frondosia. Al cabo tiene usted bastante mofle''... En el bar le dice el atrevido sujeto a la muchacha: "-¿Qué te parece, guapa, si vamos a mi departamento para que veas unos dibujos que hice?''. "-Te equivocaste conmigo -responde la muchacha-. Ya estoy muy grandecita para que me manipulen así''. "-No hay problema -le dice entonces el sujeto-. Si quieres no uso las manos''... Le cuenta el recién casado a su papá: "-Ayer que llegué a la casa regañé a Susiflor porque no había agua caliente''. "-Tienes mucha razón, hijo -replica el señor con triste voz-. A mí tampoco me gusta lavar los platos con agua fría''... Pipo Lanarts, crítico de espectáculos, vio ?La pasión de Cristo?, de Mel Gibson, y no le gustó mucho. Le aplicó a esa película un calificativo: sanguinosa. En efecto, hay una especie de regodeo sádico en las escenas de la flagelación de Cristo, en sus caídas en el camino hacia el Calvario ?muchas más que las registradas en los textos evangélicos-, en su crucifixión. La imagen que deja en el espectador es de sangre y de muerte, no de gloria y resurrección. Y es la resurrección, a fin de cuentas, lo que da el verdadero sentido a la pasión de Cristo. ?Si no resucitó vana es nuestra fe?. Y la resurrección aparece en una brevísima escena final, desdibujada, y filmada además con poca fortuna: un lienzo que se desinfla como globo del cual escapa el aire; una mano con un estigma artificioso. Ciertamente esa película, que tanto revuelo ha causado, no quedará como otras ??Quo vadis? o ?Ben-Hur?, por citar dos que suelen verse en esta temporada-, y será pronto olvidada. Mucho ruido y pocas nueces. Al menos eso opina Pipo Lanarts... "-No puede ser que esté yo embarazada -protesta muy ofendida la muchacha cuando termina de examinarla su doctor-. Sé perfectamente bien todo eso de las abejitas y los pajaritos, y a mí no me ha picado ni un pajarito ni una abejita''... Era una chica más plana que un cuaderno. Cierto día, sin embargo, dijo a sus amigas que por la forma de su pecho había conseguido trabajo de modelo en una tienda de decoración. "-¡Pero si no tienes nada!'' -le dice sorprendida una. "-Precisamente -responde ella-. ¡Voy a modelar papel tapiz!''... Por primera vez en su vida la señorita Celiberia Sinvarón vio una radiola, rockola o sinfonola, que en las tres formas suelen y pueden llamarse los aparatos accionados por monedas y destinados a la reproducción -ánimo lucrandi- de piezas musicales grabadas en discos de pasta más o menos dura. (Entre los éxitos, llamados "hits'', que he oído en esos aparatos figuran los siguientes: "They needed a songbird in Heaven, so God took Caruso away''; "Come after breakfast, bring your lunch and leave before suppertime'' y "Where did Robinson go with Friday on Saturday night?''). Alguien le dijo a la señorita Sinvarón: "-Échele una moneda a la radiola y le tocará algo''. Al rato se queja Celiberia: "-Le eché la moneda, pero no ha salido la mano''... FIN.
