Torreón Calidad del aire Peregrinaciones Tránsito y Vialidad

De Política y Cosas Peores

Catón

La mamá de Pepito le dice a su esposo: "-¿Sabías que el vecino de al lado está muy grave? Se halla a las puertas de la muerte". Antes de que el marido pudiera inquirir algo Pepito hace una sugerencia: "-Préstenle a nuestra criada". "-¿Prestarle a nuestra criada? -se extraña la señora-. ¿Para qué?". Contesta el chiquilín: "-Ayer oí que mi papá le dijo a la muchacha: 'Lorilú: tú me hiciste revivir´"... Richard M. Nixon era Presidente de los Estados Unidos cuando le confió a William Safire, el escritor de sus discursos, una íntima duda que lo atosigaba: "A los Presidentes -le dijo- se les puede caracterizar con una sola palabra. Truman: luchador; Eisenhower: bueno; Kennedy: carismático; Johnson: trabajador... ¿Con qué palabra seré yo designado?". Al final esa palabra quedó en "Tricky" -mañoso-, el calificativo que el pueblo le aplicó. ¿Cuál será la designación para Bush el Pequeño? Habrá quienes digan que su adjetivo es "criminal". Yo, menos dado al melodramatismo, creo que la palabra que mejor le cuadra es "tonto". Por tonto metió a su país en un berenjenal parecido al de Vietnam; por tonto condenó al miedo a sus conciudadanos y a los habitantes de los países que lo acompañaron en la absurda y brutal guerra que movió; por tonto posiblemente perderá la próxima elección, igual que la perdió en España su titerito Aznar. "Bush: tonto". No peca de excesiva la etiqueta. Podría ser peor... Viene a continuación un cuento de muy escaso gusto. La señora Vanderbilt y el señor Carreño lo habrían reprobado de consuno... Don Vigilio sufría mal de insomnio. "En el silencio de la noche, cuando / arrulla el dulce sueño a los mortales...". Así comienza un soneto de Cervantes. Pues bien ese sueño negaba su dulzura a don Vigilio. Había probado todo lo que se recomienda para bien dormir: la taza de leche tibia, los baños de asiento en agua de lechuga, las infusiones de tila, menta, agua de azahar y zacate de limón, a más de agotar la farmacopea alopática, homeopática y naturista. Inútil todo; seguía don Vigilio con los ojos pelones, como el búho de González Martínez. Los doctores se dieron por vencidos; ya no le recetaron pastillas contra el insomnio: como el paciente se la pasaba dando vueltas en la cama empezaron a darle mejor píldoras para el mareo. Seguía don Vigilio contando ovejas; intentó la autohipnosis; recurrió al yoga, a la respiración profunda... Todo en vano. Incluso se puso a ver el canal de televisión del Congreso. Ni aun así lograba conciliar el sueño. Cierto día un eminente facultativo le dijo que en el "Avicena's Magazine", revista de la Facultad de Medicina de la Universidad de Teherán, venía la noticia de que un cierto médico arabí conservaba una vieja fórmula de Averroes para hacer dormir. El potente somnífero estaba hecho con hierbas papaveráceas del desierto, de sabor tan ácido y amargo que era imposible llevarlas a la boca, y así el genial galeno ideó administrar la fórmula por medio de supositorios. Don Vigilio le pidió con ansiedad a su doctor que le consiguiera el poderoso dormitivo, aunque ciertamente su decoro iba a sufrir a causa de la vía de administración. Lo consiguió el médico, en efecto, y bien pronto don Vigilio tuvo la mirífica medicina en sus manos, por mencionar sólo la primera parte del trayecto. A los pocos días el médico se topa a don Vigilio y le pregunta: "-¿Cómo le fue con el supositorio para el sueño?". "-¡Extraordinariamente bien, doctor! -responde con voz alegre el vejancón-. Tan pronto me lo puse me quedé dormido de inmediato. Y dormí profundamente. Con decirle que cuando desperté todavía tenía el dedo ahí"... FIN.

Leer más de Torreón / Siglo plus

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Torreón

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 83123

elsiglo.mx