Aparten los ojos de este escrito los lectores pudibundos. Quienes abrigan en su conciencia escrúpulos dejen de lado estos renglones. ¡Ah! Mejor harían en leer alguna obra de don José María Vargas Vila. Aun su cenagoso libro "Flor de fango" es un misal o eucologio al lado del chascarrillo que ahora sigue. Advertido está el público lector. Si alguien no escucha la advertencia, si a pesar de mi prudente monición se obstina en dar lectura al chiste que ahora pongo, esa será su culpa, no la mía... Don Geroncio, señor maduro en años, logró que una mujer en plenitud de edad y carnadura prestara oído a sus demandas amorosas. Con ella fue a su departamento. Llegados que fueron a la habitación donde tendría lugar el trance de fornicio la mujer se tendió en el lecho en actitud que recordaba a la maja desnuda en la inmortal tela de Goya. (NOTA: Goya y Lucientes, Francisco José de. 1746-1828. Pintor español. Entre sus principales obras están: "Los fusilamientos del 2 de mayo"; "Saturno devorando a sus hijos" y "La familia de Carlos IV". También era muy diestro en capar cerdos, según su biógrafo Bayeux, pero es conocido principalmente por su obra pictórica). Don Geroncio entró en el baño. No lo llamaba ahí ninguna urgencia natural, sino el intento de disponer el ánimo para hacer frente al compromiso con la frondosa dama. Vio sobre el lavabo un pequeño frasco que contenía una pomada, y supuso que era un auxilio dispuesto por la muchacha para ayudar a los varones en caso necesario. Alabando en su interior tan sabia providencia procedió a aplicar en la correspondiente parte una profusa cantidad de la mixtura, con tan buenos resultados que un minuto después ya estaba en aptitud de honrar en forma airosa el amoroso reto. Lo afrontó con prestancia don Geroncio, tanto que al otro día fue la mujer quien lo llamó para una nueva cita. Otra vez don Geroncio recurrió a la mirífica pomada, con los mismos excelsos resultados. Cuando acabó ese nuevo trance, feliz por el venturoso curso de los acontecimientos, don Geroncio fue al baño con el propósito de anotar el nombre que en el frasquito tenía la pomada, a fin de comprarla en alguna farmacia, para futuras ocasiones. Leyó la etiqueta del frasquito. Decía: "Cornsadieux. Pomada para los callos. Con la primera aplicación se endurecen; con la segunda se caen"... Estoy de acuerdo: algunos abogados que llegaron a la Presidencia de la República le hicieron grave daño a este país. Pero, abogado al fin, yo tengo la impresión de que más daño le han hecho ?y le están haciendo- quienes no son abogados. Siquiera sea por deformación profesional un licenciado en Derecho sabe que toda acción de gobierno debe estar sujeta a la ley. Los problemas que estamos viendo ahora derivan de un sistemático despego de las prescripciones jurídicas. Lo que este país necesita es un regreso a lo normativo, al respeto a la legalidad. Todos los políticos por igual parecen pensar que la ley se hizo para los gobernados, y que a ellos no les obliga la juridicidad. Se pasan las leyes por donde Petra se pasa el peine, si me es permitida esa ática expresión, y se saltan a la jineta todas las disposiciones. Con eso se ha instaurado un reino de impunidad que lleva a la inseguridad jurídica, y por tanto a ese principio de anarquía social que estamos viendo. ¡Volvamos al orden jurídico! Si la República no atiende mi llamado, allá ella... FIN.