Torreón Calidad del aire Peregrinaciones Tránsito y Vialidad

De Política y Cosas Peores

Armando "Camorra"

Los periódicos del Grupo REFORMA publicaron ayer en su primera plana una información: Andrés Manuel López Obrador se quejó por un chiste aparecido en mi columna. En la nota se menciona el cuento que motivó el disgusto del Jefe de Gobierno del Distrito Federal: "...El chiste habla de una reunión de López Obrador, René Bejarano y Gustavo Ponce. Este último exclama: ‘¡Qué barbaridad, se me olvidó cerrar la caja fuerte de la Tesorería!’. ‘¿Y qué importa?, los tres estamos aquí’, responde López Obrador". Expresa el señor Andrés que no lo quiero, que tampoco lo conozco. Proclama su integridad; asegura no ser corrupto. Luego declara que tengo una fijación contra él, y dice aceptar eso porque soy un periodista "muy especial", sin especificar en qué consiste esa especificidad. Luego afirma que se me pasó la mano, y señala que "sostener ese tipo de aseveraciones no es de periodistas serios". Si el señor López Obrador lee bien mi columna advertirá que no digo que sea corrupto. Jamás lo he dicho. Ese calificativo lo está aportando él. En mi artículo asevero, sí, que López Obrador no da imagen de moralidad, cosa muy diferente a decir que sea inmoral. Para escribir lo que escribí me basé en acciones realizadas por el gobernante del Distrito Federal y que han ocasionado la intervención de autoridades investigadoras. En cuanto a su integridad -integridad es calidad de recto, probo, intachable- mejor y con más fuerza que yo hablan de ella las pasadas actuaciones de López Obrador, sus mudanzas políticas, sus actos de líder instigador de ilegalidades, las cuestiones, en fin, en que se ha visto involucrado últimamente, desde el asunto de su chofer hasta las acusaciones judiciales que pesan sobre él por posibles delitos contra la administración de justicia y por difamación. ¿Que no conozco a López Obrador? Ciertamente no he tenido ningún trato con él. Imposible es para cualquier editorialista tratar a todos aquellos de quienes debe ocuparse en sus tareas de crítico. Además es bueno que los periodistas nos mantengamos "lejos del príncipe", es decir, de quienes detentan el poder. Recordemos, sin embargo, la sentencia bíblica: "Por sus frutos los conoceréis". Se queja también don Andrés Manuel de que no lo quiero. Ni lo quiero ni lo odio, sino todo lo contrario. He actuado en relación con él en la misma forma que actúo con todos los personajes de nuestra vida pública: señalando lo bueno y lo malo de su proceder. Y no tengo ninguna fijación contra él. Suponer eso es darse importancia desmedida, no porque yo sea un columnista importante -no me considero tal, y más que ser importante me gustaría importar, es decir, ser útil a un buen fin-, sino porque pensar que alguien tiene fijación con uno es ponerse en el centro de las cosas. (Dicho sea entre paréntesis, también he sido tildado de tener fijación contra Fox, contra Bush, contra Castro, contra el PRI, contra el PAN... O sea que mis fijaciones son poco fijas). Podría yo aducir que el chiste que conté sobre López Obrador es sólo un chiste, y que mal hace él en tomarlo en serio. No lo digo. Me valí de ese cuento para mostrar el riesgo a que se expone quien designó para formar parte de su grupo más cercano a personas de moral claudicante como los señores Ponce y Bejarano. ¿Que se me pasó la mano? Quién sabe. Ni siquiera evoqué aquel otro adagio: "Dime con quién andas...". ¿Que eso no es cosa de periodistas serios? El humor, señor Jefe de Gobierno, es la cosa más seria del mundo. No porque el humor sonría deja de decir verdades. No lamento, pues, haber causado el enojo de López Obrador. Tarea de buen periodista es ser piedra en el zapato de los gobernantes. Por lo demás, me alegra saber que don Andrés Manuel es uno de mis cuatro lectores. Se lo agradezco mucho... FIN.

Leer más de Torreón

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Torreón

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 84593

elsiglo.mx