Cierta noche un cierto señor cura iba por la calle. Lo abordó una muchacha de tacón dorado y le ofreció sus servicios. Le pregunta el curita: "-¿Cuánto cobras?". En ese preciso instante un rayo atravesó la bóveda del cielo. Se iluminó la noche con el fulgor del aquel relámpago, y un fragoroso trueno estremeció los ámbitos. "-Caray, Señor -dice el curita muy asustado-. Nada más estaba preguntando"... Un indio piel roja hizo un viaje a Nueva York. Le pregunta, orgulloso, un neoryorkino: "-¿Qué te parece nuestra ciudad?". "-No está mal -responde el aborigen-. Y a usted ¿qué le parece nuestro continente?"... Don Martiriano, esposo de doña Jodoncia, estaba leyendo su periódico. Llega de la escuela su hijo más pequeño y le anuncia lleno de excitación: "-¡Papi, papi! Voy a salir en una obra teatral el Día del Niño!". "-Qué bien, hijito -lo felicita don Martiriano-. Y ¿qué papel vas a desempeñar?". Contesta el pequeñuelo: "-El de papá". "-Bueno -suspira don Martiriano-. Quizá en la próxima obra te toque un papel en el que hables"... El señor y la señora celebraban sus 25 años de casados. Pregunta la esposa, emocionada: "-Dime, Leovigildo: ¿me amarás cuando mis cabellos sean grises?". "-¿Por qué no? -responde él-. Te he amado a lo largo de otras 16 tonalidades"... Muy preocupada la muchacha le pregunta a su mamá: "-Mami: ¿es cierto que cuando te casas ya no te pagan por hacer el amor?"... La impunidad es el gran enemigo de cualquier país. El hecho de que no se castiguen los delitos socava la seguridad jurídica, uno de los principales cimientos de la convivencia. Donde hay sociedad hay Derecho, sí, pero sólo puede existir una sociedad sana si los encargados de hacer cumplir el Derecho lo aplican a cabalidad. En México la política ha estado muchas veces por encima del orden jurídico, y aun en la actualidad lo está en muchas ocasiones. La gente se irrita al ver casos flagrantes de corrupción que no tienen castigo. Hoy por hoy el principal y más notorio de esos casos es el de René Bejarano, ex secretario particular de Andrés Manuel López Obrador. Si por argucias o complicidades políticas ese señor no es privado del fuero que tiene como asambleísta, los mexicanos quedaremos burlados otra vez. Tiene razón el diputado perredista Horacio Duarte cuando dice que el procedimiento para desaforar a Bejarano debe hacerse cuidadosamente a fin de no vulnerar los derechos del inculpado, pero también tiene razón al señalar que "... en algunos sectores de la población hay ansiedad para que esto se castigue lo antes posible...". Esperemos que en este caso la política no pase por encima de la ley... El príncipe Lancelot fue a combatir en las Cruzadas. Se quedó esperándolo su esposa Uglicia, que era más fea que una arpía, un endriago, un vestiglo, una quimera, un engendro, una dragona, un basilisco, una anfisbena, una estantigua o un esperpento. (Asoma la princesa a la columna y le dice al escribidor: "¡Ay sí, caón, y a poco tú estás muy bonito!"). Cuando regresa Lancelot le dice a su mujer: "-¿Qué crees, vieja? ¡La llave de tu cinturón de castidad se me cayó en el mar!"... Tres elefantes africanos platicaban en la selva. Dice el primero: "-Quisiera tener la trompa más grande, para poder alcanzar los frutos altos de los árboles". Dice el segundo elefante: "-Yo quisiera tener las orejas más grandes, para poder abanicarme mejor en los días cálidos". Dice el tercer elefante: "-Yo quisiera tener las pestañas más grandes". "-¿Las pestañas? -se asombran sus compañeros-. ¿Para qué?". Contesta el paquidermo con atiplada voz: "-¡Ay, pues nomás para verme más chulo!"... FIN.