Aquel granjero tenía tres vaquitas. Llegó la época en que había que buscarles novio, de modo que las subió a su camioncito y las llevó al rancho vecino, cuyo dueño poseía un formidable toro semental. Una vez que el toro hubo cumplido su natural función pregunta el granjero al propietario: "-¿Y cómo sabré si las vacas quedaron ya preñadas?”. "-Muy sencillo -le dice éste-. Si las ves echadas es que están preñadas ya. Si las ves comiendo pasto es que aún no lo están”. Al día siguiente el granjero vio a sus tres vaquitas. Estaban comiendo pasto. Las subió otra vez al camioncito y allá van otra vez, a donde estaba el semental. Al día siguiente las vaquitas comían pasto otra vez. Y vuelta con el toro. Y al día siguiente, igual. En la mañana del otro día el granjero, mientras almorzaba, pide a su mujer: "-Asómate por la ventana y dime si las vacas están comiendo pasto o están echadas”. "-Ni una cosa ni la otra -responde la mujer-. Dos están subidas en el camión y la tercera está en el asiento de adelante tocando el claxón”... Muchas travesuras había hecho Pepito, pero aquélla fue la peor: con la rasuradora de su papá afeitó al perro, y dejó hechos una lástima lo mismo al perro que a la rasuradora. El señor, furioso, se dispone a propinar una fuerte tunda a su travieso hijo. "-Por favor, viejo -le suplica su esposa-. No le pegues. Dale otra oportunidad, y si lo vuelve a hacer entonces sí, castígalo”. "-¡Ah, no! -se opone vehementemente el señor-. ¿Qué tal si no lo vuelve a hacer?”.... Babalucas dice con sonrisa de menso a su novia: "-Mi amor por ti, Clorilia, es un amor del uno al nueve”. "-¿Por qué del uno al nueve?” -pregunta ella sin entender-. Y responde Babalucas: "-Porque es un amor sincero”.... Un agente viajero iba en su coche por un camino rural cuando el vehículo sufrió una descompostura. Caminando llegó el hombre a una elegante mansión campirana, lujosa residencia estilo hacienda, y fue recibido ahí por una madura, riquísima señorita soltera. La conversación condujo a unas copitas, las copitas condujeron a una mayor confianza y la confianza condujo a una más grande intimidad. Al día siguiente la señorita pidió al viajero que le dijera cómo se llamaba. El tipo, que era casado, se inquietó y dio a la señorita el nombre de un amigo que tenía, soltero y sin compromisos. Pasaron unos meses. Cierto día el amigo buscó al viajero. "-¿Tú diste mi nombre a una señorita en cuya casa te alojaste?” -le pregunta-. "-Perdóname amigo mío -se avergüenza el viajero-. Temí por mi matrimonio y se me hizo fácil usar tu nombre. Hice muy mal. Tienes razón en estar enojado”. "-No estoy enojado -responde el amigo-. Al contrario, vengo a darte las gracias. La señorita murió, y en su testamento me nombró su heredero universal como agradecimiento por haberle dado la noche más hermosa de su vida”.... Entran los recién casados a la suite nupcial donde pasarán su noche de bodas. Y dice ella a su maridito alegremente: "-Me pregunto cuál será la causa de nuestra primera pelea de casados. Afrodicio. Digo. Ultimiano”.... El muchacho estaba muy triste. Un amigo le pregunta cuál era la causa de su pesadumbre. "-Mi novia me cortó -responde él muy afligido-. Nunca jamás volveré a ser el mismo”. "-Vamos, vamos -lo consuela el amigo-. No hay que exagerar. Ahora estás abatido porque tu novia te cortó, pero pasará el tiempo y volverás a ser el mismo". "-No -insiste el otro-. Estarás de acuerdo en que ya no volveré a ser el mismo cuando sepas qué fue lo que me cortó”....FIN.
