El viejo ricachón, después de ser examinado por su médico, le pregunta muy angustiado. "-¿Estoy muy mal, doctor, estoy muy mal?". "-No se apure -le responde el médico sonriente-. Todavía podrá dar usted a sus hijos y a sus nietos mucha alegría". "-¿Sí?" -responde esperanzado el vejete-. "-Sí, -contesta el médico-. Cuando lean su testamento"... La señora está consultando a la adivina, quien observa con atención su bola de cristal. "-¡Oh! -exclama de repente la mujer-. ¡Veo aquí que su yerno morirá de una muerte terrible, espantosa!". "-Y dígame -pregunta la señora- ¿no dice la bola si me declararán inocente o no?"... La maestra del kinder, que había llevado a los niños a nadar, veía que todos los niñitos flotaban en la alberca "de muertito", como suele decirse, pero que a las niñitas no las dejaban acercarse, y ellas estaban todas llorando. Va la señorita con los niños y les pregunta por qué sucede eso. "-Es que estamos jugando a los submarinos" -responde un pequeñito-. "-¿Y por qué no dejan a las niñitas que jueguen también?" -pregunta la maestra-. Y responde el niñito: "-¿Sin periscopio?"... A penas ha pasado la luna de miel, el marido le dice a su mujercita: "-Es hora ya de que hablemos en serio y de fijar las reglas del juego en esta casa. Debes saber que aquí yo soy el jefe, que llegaré a la hora que me dé la gana, que si no quiero venir en toda la noche no vengo, y tú ni me reclames porque el que manda aquí soy yo". "-Muy bien -dice la mujercita con dulce y suave voz-. Pero tú debes saber que en esta casa se hará el amor todos los días a las once de la noche, estés tú o no estés"... El elegante caballero llegó a registrarse a un hotel. En el renglón donde decía "Profesión", el señor puso "Filántropo". El empleado ve aquello y le pregunta: "-Disculpe la ignorancia y la curiosidad, señor: ¿qué es un filántropo?". "-Muy sencillo -le explica el señor-. Filántropo: del griego filos, amor, y ánthropos, hombre. El que ama a los hombres". "-Ah, vaya -dice el empleado-. Es que aquí a ésos les decimos de otro modo"... El padrecito contaba a los niños del catecismo la historia de Herodes. "-Después que mandó matar a los Santos Inocentes -contaba el señor cura-, una madre se dirigió a Herodes y le dijo: ‘-Serás castigado, porque hay alguien que vale más que un rey". El señor cura hace un silencio, y luego pregunta a los niños: "-¿A quién se refería esa pobre madre? ¿Quién vale más que un rey?’". Sin siquiera pedir la palabra, Pepito responde: "-¡Un as!"... La guapa rancherita va por en medio de la labor. El patrón la ve y poniendo al trote a su caballo llega hasta ella. "-¿Cómo te llamas, muchacha?" -le pregunta-. La rancherita baja la cabeza y con un pie comienza a echar tierrita a uno y otro lado. "-Mi llamo María, pa’servir a su mercé" -dice con tonito tímido-. "-Estás muy chula, María -le dice el patrón-. ¿Dónde vives?". "-Vivo allá en aquel jacal, siñor" -dice la María sin dejar de bajar la vista y moviendo la tierrita con el pie-. "-¿Y a dónde vas orita?" -vuelve a preguntar el patrón desde su caballo-. "-Iba a lavar una ropita ái en el arroyo, siñor" -contesta la María con la vista baja y sin dejar de mover la tierrita con el pie-. "-¿Y por qué mueves la tierra tanto con el pie?" -pregunta el patrón-. Y dice la rancherita: "-Pa’ que no esté tan dura orita que me tumbe su mercé"... FIN.
