Entró don Astasio en su recámara y sorprendió a su esposa Facilisa en brazos de un toroso jayán desconocido. Fue don Astasio al chifonier donde guardaba una libretita con palabras para decirlas a su mujer en tales circunstancias. Volvió y le espetó este calificativo: "-¡Peliforra!". Tal dicterio lo había hallado en cierta novela del Caballero Audaz intitulada "Una orgía en Cantiveros". Doña Facilisa se sintió injustamente motejada. Sin perder el compás de lo que hacía -su ritmo era de metrónomo- le dijo a su marido: "-Ay, Astasio, no seas egoísta. Tú bien sabes que para ti siempre hay"... Decía un burócrata: "Me gusta dar el 100 por ciento en mi trabajo. Doy 2 por ciento el lunes, 15 por ciento el martes, 33 por ciento el miércoles, 40 por ciento el jueves y 10 por ciento el viernes. Total, 100 por ciento"... Un hombre vio un letrero en la puerta de una casa. Decía el letrero: "Pfuscher, adivino". El tipo toca el timbre. Se oye una voz: "-¿Quién es?". "-Uh -exclama el tipo con desdén al tiempo que procedía a retirarse-. No sirve"... El hombre con aspecto de oriental le dice al camarero: "-Quielo una culona". Responde el mesero con ofendida dignidad: "-Se equivoca usted, caballero. Aquí no hay de eso". Pide el tipo: "-Entonces una Calta Blanca"... Himenia Camafría, madura señorita soltera, se dirige al policía: "-Detenga usted a aquel hombre. Me estaba haciendo tocamientos, y echó a correr cuando usted llegó". Dice el agente de la autoridad: "-Ya no lo alcanzo, señorita. Pero no se apure: seguramente al rato pasará otro"... Se antoja definitiva la derrota de Cervera Pacheco en Mérida. Mal haría ese señor si se obstina en impugnar una elección cuyos resultados se ven claros. Lección es ésta que debe aprovechar el PRI: sus figurones están muy desgastados, no tienen ya prestigio y no son bien vistos por la ciudadanía. Eso que digo es aplicable tanto en los ámbitos locales como en el federal. Presentar una y otra vez las mismas caras es descaro. ¿Por qué no busca el PRI nuevas figuras sin el descrédito de aquellos que tanta cola tienen que les pisen? De Yucatán, y especialmente de Mérida, han salido magníficos ejemplos democráticos Los yucatecos se adelantaron mucho en caminos de civismo y política que luego todos los mexicanos recorrimos. Nadie debe estorbar esos procesos democráticos, ni tratar de torcer con añagazas la voluntad del electorado. Quien lo haga se expone al juicio adverso de la Historia. También se expone a recibir una sonora trompetilla por parte de esta columneja. ¿Qué será peor? ¿El juicio adverso o la trompetilla? Sopesen ambos términos los interesados, y decidan... Llegó una señora con el médico. Presentaba el más extraño cuadro clínico que mis cuatro lectores puedan imaginar: el tetamen se le había levantado, su busto apuntaba hacia arriba, miraba al cielo como las torres de una catedral gótica. Tan erguidos traía los pechos que le tapaban la vista por completo: la atribulada mujer tenía que irlos apartando con las manos, como si fueran cortinas, para poder ver por dónde iba. "-Insólito síndrome, a fe mía -le dijo el facultativo, que solía hablar con rebuscamiento a fin de cobrar más cara la consulta-. ¿A qué atribuye usted, señora, este rarísimo pródromo, que nunca antes había visto yo en cuatro décadas de ejercicio profesional?". Contesta la asustada pechugona: "-No sé por qué se me levantó el busto de repente, doctor. El fenómeno se produjo cuando le di un trago a esta medicina". Y así diciendo le muestra un frasco. "-¡Pero, señora mía! -exclama el galeno con alarma-. ¡Se equivocó usted! ¡Este poderoso medicamento se lo receté a su esposo, que se quejaba de disfunción eréctil!"... FIN.