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De Política y Cosas Peores

Armando Camorra

El muchacho consiguió por fin que la chica aceptara visitarlo en su departamento. Tan pronto se acomodaron en el sofá de la sala él apagó la luz. "-¿Quieres conservar energía, Afrodisio?” -pregunta ella-. "-No, -responde él-. Quiero gastar toda la que tengo”... El señor que iba por la calle vio a una ancianita batallando en el estacionamiento. Fue hacia ella y comenzó a darle instrucciones: "-Tuerza el volante hacia la derecha... Déle hacia adelante... Ahora tuerza a la izquierda... Déle para atrás... Ahora otro poco a la derecha... Déle otra vez hacia adelante... Ahora tuerza el volante de nuevo todo lo que pueda hacia la izquierda. Retroceda un poquito... Ya está. Ha quedado usted perfectamente estacionada”. "-¡Imbécil! -le grita la viejita hecha una furia-.¡Estaba tratando de salir!”... Es el tiempo de las Cruzadas, y el herrero del pueblo estaba totalmente dedicado a fabricar cinturones de castidad, pues todos los caballeros que salían a la guerra le encargaban uno para ponérselo a su esposa. Un amigo del herrero le dice con envidia: "-¡Caray, Hefesto! ¡Debes estar ganando mucho dinero haciendo todos esos cinturones de castidad que te encargan los señores!”. "-Sí estoy ganando mucho -reconoce Hefesto-. Pero estoy ganando más haciendo todas esas llaves que me encargan las señoras”... Un hombre de negocios le dice a otro: "-Yo no he perdido la fe de mi niñez. Voy a la iglesia a rezar y le pido al Señor que me mande dinero para poder hacer mis inversiones”. "-Yo también voy a la iglesia y rezo -dice el otro-. Pero nunca le pido dinero a Dios. Creo que el Señor es mi pastor, no mi banquero”... El jefe de personal revisaba la solicitud de trabajo presentada por Babalucas. “-Aquí veo –le dice- que domina usted dos idiomas”. “-Así es” –responde Babalucas. “-Español, desde luego –dice el jefe-. ¿E inglés?”- Contesta el tonto roque: “-Oui”. Le indica el jefe: “-Eso es francés”. Y dice Babalucas: “-Entonces póngame tres”... El señor cura llama a Eglogio, labriego del lugar. "-Oye, Eglogio -le dice-. He oído decir que vino la hija de tu compadre Bucolio a pasar vacaciones en tu casa, y que la acuestas en la misma cama donde duerme tu hijo Zagalón”. "-Es cierto, padrecito -responde el tal Eglogio-. Es que no tenemos otra”. "-¿Y no has pensado, insensato -se enoja el sacerdote-, que puede pasar algo entre ellos?”. "-No puede pasar nada, señor cura -sonríe Eglogio-. Entre ellos ponemos una almohada”. Le pregunta el padre: "-¿Y si en la noche quitan la almohada?”. "-Bueno, -responde Eglogio-. Entonces sí puede pasar algo”... Le dice una señora a otra: "-¡Cómo han cambiado los tiempos! Antes los jóvenes aprendían las cosas del sexo cuando se casaban. Hoy aprenden las cosas del sexo para no tener que casarse”... Fornicio, galán concupiscente, y Simpliciana, ingenua muchacha, concluyeron el apasionado trance de amor. Dice Simpliciana: "-Quiero que sepas, Fornicio, que si quedo embarazada y no te casas conmigo me quitaré la vida”. "-¡Caray! -replica él sinceramente conmovido-. ¡cómo te lo agradezco!”... El seductor citadino no lograba que la fresca muchacha campesina le entregara todos sus encantos. "-No entiendo, Silvestrina -le dice desconcertado-. Me dejas que te abrace, que te bese, que te acaricie, pero no permites nunca que llegue hasta el final. ¿Por qué?”. "-Es por un refrán que tenemos aquí -responde la muchacha-. ‘De la cerca todo, pero de la huerta nada”’... FIN.

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