El perrito le dice a la perrita: "-¿Qué te parece si hoy lo hacemos de humanito?". (No le entendí)... Los muchachos de aquel pequeño pueblo eran malosos pero no malos. ¡Qué sutilezas tiene nuestra lengua! (Nuestro idioma, mejor, para evitar otra sutileza). La palabra "maloso", o "maldoso", es un lindo americanismo que sirve para designar a quien no es propiamente malo, sino travieso nada más, o pícaro, quizás un poco enredador, pero no malo del todo, ni menos aún perverso o ruin. Cuatro de esos muchachos se encontraron en un predicamento al ver en el baile vieron a cinco muchachas que estaban juntas. Cuatro eran muy bonitas, la quinta era más fea que un coche por abajo. ¿Cómo hacer para sacar a bailar a las cuatro beldades sin herir los sentimientos de la fea? Considerando estaban aquella cuestión tan peliaguda cuando llegó Babalucas. "-Hola" -le dijeron. "-Las 11 y cuarto -respondió el badulaque tras consultar su reloj-. ¿De qué se habla?". Le informa uno: "-Estamos discutiendo quién sacará a aquella muchacha fea, para que los demás podamos bailar con las bonitas". "-No hay problema -contesta Babalucas-. Yo la saco". "-Eres un buen amigo" -le agradecen. Muy decidido Babalucas se dirige al grupo de muchachas, se planta frente a la fea y le dice con tono imperativo: "-Señorita, salga usted inmediatamente de aquí o me veré obligado a sacarla por la fuerza"... Aquel señor era tan ignorante que habría podido ser diputado federal. Por eso cuando su esposa, que no tenía mucha instrucción, le hacía una pregunta, él nunca contestaba, pues no sabía la respuesta. Con el pretexto de enseñarla a investigar por cuenta propia la enviaba a consultar la enciclopedia. "-Viejo: ¿quién fue Barrabás?". "-Ve a la enciclopedia". "-¿Quién es un tal Jorge Luis Borges?". "-Ve a la enciclopedia". Cierto día el necio llegó a su casa y encontró a su mujer yogando con un desconocido. Le pregunta a su esposa hecho una furia: "-¿Quién es este individuo?". Y le contesta la señora: "-Ve a la enciclopedia"... No temo incurrir en equivocación si digo que seguramente los mexicanos tenemos en promedio los peores políticos del mundo, y los más caros. ¿Qué error tan grande habremos cometido que lo pagamos sufriendo esta tremenda plaga de politicastros que no sólo no nos sirven, sino que aun nos avergüenzan? No hablo de entes como ese señor Kahwagi, tan dispuesto siempre a degradarse a sí mismo. Hablo de gente que ocupa altos cargos de autoridad o representación; hablo de dirigentes políticos; hablo, en fin, de esa casta que se ha apoderado del país y que lo expolia obteniendo grandes sumas para sus partidos, y sueldos altos, y cuantiosos bonos, sin dar a cambio otra cosa que el espectáculo diario de su haraganería, de su ineficiencia, de su corrupción. No trabajan ni dejan trabajar esos dueños de México, muchos de ellos tan pervertidos como los antiguos detentadores del poder, pero sin poseer siquiera sus habilidades. Son ellos quienes tienen frenado a este país, impiden su progreso y cierran el paso a reformas necesarias para la modernización de nuestra vida económica y política. Necesitamos más educación y más democracia para sacudirnos a esa casta parasitaria, la de tantos y tantos malos políticos, rémora de México... Viene ahora un cuento muy breve, pero que parece muy majadero. En la casa de mala nota el cliente le pregunta a la mujer: "-¿Conoces bien tu oficio?". Responde la daifa: "-Al derecho y al revés". "-Perfecto -dice el sujeto-. Entonces lo haremos al revés"... (Tampoco a este cuento le entendí)... FIN.
