"¡Qué agradable coincidencia, señorita! -le dice don Algón a la lindísima muchacha que paseaba por la playa-. ¡Mi chequera es exactamente del mismo color de su bikini!"... Una mujer procerosa -es decir, grandotota- se presentó ante el juez y se quejó de haber sido víctima de abuso sexual, con pérdida total de la virtud. Acusó del delito a un individuo de estatura tan baja que el pobre se manchaba la nariz con el betún de sus zapatos. El sujeto, explicó la acusadora al juez, la había forzado estando ambos de pie. "No entiendo -replica el severo juzgador-. Las leyes forjadas por los grandes estudiosos de la Física, de Anaximandro a Zeeman, rechazan de consuno su versión. ¿Cómo pudo forzarla este individuo, si ofendida y ofensor estaban en posición vertical -así lo dice la declaración de usted-, y él mide un metro y medio, en tanto que usted alcanza 1.90 de estatura? Deberá usted demostrar su acusación. Facta non verba, hechos no palabras. Recuerde que Testis unus, testis nullus, un solo testigo es igual que ningún testigo, y que Sapiens nihil afirmat quod non probet, el sabio no afirma nada que no pueda probar. Además, adhuc sub judice lis est, este pleito se halla aún en proceso, y quiero cuique suum tribuere, dar a cada quien lo suyo. Amicus Plato, sed magis amica veritas. Platón es amigo, pero me es más querida la verdad. Mi profesión me mueve a dedicar mi vida a ella: Vitam impendere vero. Declare usted entonces para favorecer su causa, pro domo sua, y firme su declaración. Verba volant; scripta manent, las palabras vuelan, los escritos permanecen. Ya escucharé yo a la otra parte, audi alteram parte, aunque con precaución, pues bien sé que Omnis homo mendax, todo hombre es mentiroso, y dictaré mi sentencia sin caer en extremismos -in medio stat virtus, la virtud está en el justo medio- y sin rigor en la actitud, tomando en cuenta que la aplicación rigurosa del derecho puede ser causa de grandes injusticias, summum jus, summa injuria". La mujer escuchó aquella sarta de latinajos, que ningún escritor consciente debería usar ya, y se quedó in albis, o sea en blanco. "Explique usted -reiteró el juez- cómo pudo violarla el acusado si los dos estaban de pie y, como dije antes, usted mide 1.90 sin zapatos y él apenas llega a 1.50, y eso calzando botas vaqueras con tacón de doble altura". Contesta un poco apenada la mujer: "Bueno, quizá me agaché un poquito"... (¡Mentecata! Volente non fit injuria. No se hace injusticia a quien consiente)... "¡Mami, mami! -gime desconsolado el chiquitín-. ¡En la escuela todos los niños me dicen el bocón!". "No les haga caso mi hijito -lo consuela su mamá-. Mi nene tiene su boquita muy linda y muy chiquita. Ande, ya no llore. Tenga su pala para que se coma su sopita"... Le pregunta la abuelita a su joven nieta: "¿Qué tal tu nuevo novio, Dulcilí?". "Es muy lindo -responde la muchacha con acento ensoñador-. Cuando estamos juntos me baja el sol, la luna y las estrellas". La señora se alarma. "¿Y nada más eso te baja?" -inquiere preocupada.... Pepito logró que Rosilita aceptara ir con él al fondo del jardín, donde nadie los podía ver. "Ya sé lo que quieres -le dice la niña con pícara sonrisa-. Quieres que juguemos a ser marido y mujer". "No -responde Pepito-. Si jugamos a eso entonces no vamos a hacer cositas"... Los socios del Club de Nudismo tuvieron su fiesta de gala. En el baile las cosas se pusieron muy agitadas. Llegada la hora de la cena el presidente de la asociación se puso en pie para decir su discurso. "Siento una extraña sensación al dirigirme a ustedes" -comenzó emocionado. Le dice en voz baja su mujer: "Es que metiste aquello en la ponchera"... FIN.
