Sor Bette, religiosa del convento de San Saturio, tenía un perico en la cocina. El padre Arsilio, que visitaba el beaterio, le pregunta: "¿Por qué tiene este loro, reverenda madre? Sería más propio de un convento cuidar palomas, golondrinas, o un nido de vencejos, ave viajera que al volar pone en el cielo el signo de la cruz. En cambio usted tiene un loro, avechucho pícaro, dicaz y de dudosa fama". Explica sor Bette: "Soy la encargada de despertar a las novicias, y nunca oía el despertador. Ahora se lo pongo al perico, y cuando la alarma suena el cotorro grita cosas que despiertan a todo el convento"... “¡Ya sabes que Fulanita es lesbiana?”. “¡Caramba! ¡Esas sectas no descansan!”... Una señora le dice a otra: “Te noto triste”. “Sí –responde la otra-. El doctor le dio a mi marido un año de vida”. “No te entristezcas –trata de consolarla la amiga-. Un año se pasa pronto”... Al día siguiente de la noche anterior un amigo de Astatrasio Garrajarra le pregunta: "-¿Te divertiste anoche en esa fiesta a la que fuiste?". Contesta Garrajarra: "-Me informan que sí"... La vendedora de tiempo en la televisión le dice al presunto cliente: "El segundo cuesta mil pesos" . Inquiere el salaz tipo: "¿Y el primero?"... Un individuo compró un automóvil nuevo. Le pregunta el gerente de la agencia: "¿Se lo lleva usted o quiere que se lo enviemos a su casa?". Responde el comprador: "Déjelo aquí hasta la temporada de vacaciones. Ahorita no voy a hallar dónde estacionarlo"... Dos señoras hablaban de una muchacha a propósito de sus rasgos faciales. Comenta una: "Los ojos y la boca son de su mamá, y la nariz de su papá. Es cirujano plástico"... Gemebunda, llena de compunción, Dulcilí les informa a sus papás que se hallaba en estado de buena esperanza, es decir embarazada. "¡Mano Poderosa!" -exclama consternada la señora-. "No fue con la mano" -aclara tímidamente Dulcilí. Ignoraba que "¡Mano Poderosa!" es una expresión popular de devoción. Pregunta ceñudo el genitor: "¿Quién es el padre de esa criatura?". "¿Cómo voy a saberlo? -exclama Dulcilí-. ¡Ustedes me han prohibido tener novio formal!". (NOTA: Había andado con Pedro, Juan y varios. Y los varios eran bastantitos)... Contaba un tipo: "Fui a un restaurante carísimo. Ahí comes rico, pero sales pobre. Cuando me presentaron la cuenta me desmayé. Un mesero me echó un vaso de agua en la cara, y la cuenta aumentó en 50 pesos"... "Está bien que hayan electrocutado a mi marido -le dice la viuda al juez-. Pero ¿por qué me mandan a mí el recibo de la luz?"... (NOTA: Pobre mujer. Está como la señora Lincoln, a quien alguien le hizo esta pregunta: "Y, haciendo a un lado el incidente, señora Lincoln, ¿qué le pareció la obra?")... Himenia Camafría, madura señorita soltera, fue a consultar al médico: "Todas las noches tengo el mismo sueño -le cuenta-. Un negro me persigue para abusar de mí. Eso me hace despertar, y ya no duermo". El médico le recetó ciertas píldoras sedantes. Una semana después la llama por teléfono: "¿Funcionaron las píldoras, señorita Himenia?". "Sí -responde ella-. Ahora duermo perfectamente. Pero, la verdad, extraño al negro"... El elegante caballero fue a la peluquería. Le pregunta el estilista: "¿Desea el señor un champú al huevo?". "-No -responde el elegante caballero-. Lo preferiría al pelo, por favor"... FIN.
