ADVERTENCIA: Al final de esta sección viene la "Oración del Trailero". Esa supuesta prez, devota en apariencia, es en verdad una de las más grandes leperadas que aquí se han publicado. Mis cuatro lectores deben leerla con todas las reservas del caso... Una señora comentaba: "De soltera soñaba yo con tener un Jaguar en el garaje, un armiño en el clóset y un tigre en la cama. Ahora tengo un escarabajo en el garaje, un conejo en el clóset y un cerdo en el sofá viendo la tele". (Su ideal acabó en desilusión, como el de aquel señor que soñaba con una esposa que fuera una dama en la sala, una economista en la cocina y una cortesana en la recámara. Acabó teniendo una mujer que era una cortesana en la sala, una dama en la cocina y una economista en la recámara)... Al salir de su boda religiosa el novio se sorprendió al ver que todos los hombres jóvenes del pueblo lo señalaban con el índice y se apretaban la panza de tanto reír. Le pregunta el recién desposado a su flamante mujercita: "Dime la verdad, Pirulina: ¿saben ellos algo que yo ignoro?"... El encargado del censo le pide a Babalucas: "Deme su nombre, por favor". "¡Ah no! -se alarma el badulaque-. ¿Luego yo cómo me voy a llamar?"... Un escocés llegó a un casino de Las Vegas y puso una moneda de 10 centavos en el tapete verde. Le dice el encargado: "Lo siento, señor, pero aquí no jugamos esa cantidad". "Muy bien -responde el escocés-. Toma de ahí lo que acostumbren jugar y dame el cambio"... Un señor y su esposa visitaron una granja. La señora vio al gallo del corral cumpliendo con una gallina su natural función, y preguntó al granjero si el gallo hacía eso una vez cada día. "De ninguna manera, señora -explica el hombre-. Lo hace una docena de veces, quizá más". Le pide la señora al granjero: "Dígale eso a mi esposo". Alcanza a oír el diálogo el marido y pregunta a su vez al hombre de la granja: "Oiga: y eso que hace el gallo ¿lo hace con una sola gallina o con varias?". "Desde luego con varias" -responde el individuo. Y le pide el señor: "Dígale eso a mi esposa"... Himenia Camafría, madura señorita soltera, fue al cine. En la penumbra de la sala un individuo se sentó junto a ella. Primero el tipo acercó su pierna a la de Himenia. Pasados unos minutos repegó su brazo al de la señorita. Transcurrió otro rato y le puso una mano sobre el hombro. Le dice con impaciencia la señorita Himenia: "Si no se apresura usted acabará la película y todo esto no habrá servido para nada"... El Gobierno del Distrito Federal, presidido por López Obrador, acaba de anunciar un programa por el cual se ofrecerán recompensas a quienes denuncien a secuestradores, violadores, asaltantes, homicidas y demás delincuentes, o informen acerca de sus lugares de reunión. Con muchas y fundadas razones podrá cualquiera objetar ese programa, pero no cabe duda de que es una medida concreta para responder al clamor social en demanda de más seguridad. Ciertamente el programa ha de ser manejado con cautela, para evitar acciones inmorales y perjuicios a inocentes. Con todo, es plausible esta primera acción de la administración de López Obrador a fin de atender la justa demanda de los ciudadanos, y merece apoyo y reconocimiento. Del Gobierno de la República esperamos también medidas prontas y eficaces... Viene ahora la anunciada "Oración del Trailero". Para conocimiento de mis lectores de otros países diré que en México un trailero es el conductor de un trailer, vehículo para carga pesada, con remolque. Dice así la oración del trailero, recitada con profunda devoción: "Dios mío: que no me asalten. Si me asaltan, que no me golpeen. Si me golpean, que no me violen. Si me violan, que no me guste. Y si me gusta ¡qué no me falte!"... FIN.
