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De Política y Cosas Peores

Armando Camorra

Don Astasio llegó a su casa y encontró a su esposa en ilícito trance de concúbito con un desconocido. Desconocido para don Astasio, claro, no para doña Facilisa, que así se llama la consorte del mitrado. (Mitrado digo, y no cornudo, pues esta palabra tiene muy feas resonancias, y en cambio el término "mitrado" posee una cierta connotación eclesial que algo le quita de rudeza). La señora, a juzgar por la forma en que se dirigía a su coimero, trataba con él frecuentemente. En el deliquio pasional le decía cosas como "papacito", "mi rey", y otras relacionadas con la fauna, por ejemplo "eres un tigre". Cualquier observador imparcial derivaría de eso la convicción de que doña Facilisa conocía bien al hombre con quien se estaba refocilando. Vio don Astasio aquel yogar y fue al chifonier donde guardaba una libretita en la cual apuntaba dicterios para espetarlos a su esposa cuando la hallara en esa situación. Volvió y le dijo: "¡Alicocha!". Esa palabra de ocho letras, que sustituye a la de cuatro, se usa en el noroeste de Coahuila -municipios de Ocampo y Sierra Mojada, especialmente- para denominar a la mujer liviana. "Ay, Astasio -se queja la señora sin perder el compás de lo que hacía-. Tú juegas dominó tres veces por semana. Yo hago esto nada más los jueves. ¿Y aun así me lo reprochas?"... Simpliciano, joven inocente, consultó a una mujer experta en esoterismo: "Dígame usted, Madame Befana: ¿hay algún amuleto para atraer a las mujeres?". Responde la pitonisa: "Hay uno poderosísimo y que no falla nunca. Está hecho de papel, viene en varias denominaciones, y lo emite el Banco de México"... Babalucas fue contratado para hacer una encuesta de medios. Le pregunta a un individuo: "¿Qué periódicos lee?". Contesta el hombre: "No sé leer". "Bien -replica Babalucas-. Entonces dígame qué periódicos no lee"... A la hora del café don Algón entró en el cuarto del archivo y sorprendió a la encargada y al office boy intercambiando abrazos, besos y otras demostraciones de mayor ardimiento y entidad. Antes de que el ejecutivo pudiera decir algo le explica la muchacha: "Ni a él ni a mí nos gusta el café"... No pretendo inclinar la balanza en la elección de Zacatecas. Lejos de mí tan temeraria idea. ¿Quién soy yo para andar inclinando elecciones, o cualquier otra cosa susceptible de inclinación? Sin embargo me gustaría mucho que Amalia García fuese gobernadora de ese Estado. Sin conocerla admiro su trayectoria de mujer de auténtica izquierda, su larga lucha por llevar a la realidad ideales muy valiosos, su congruencia política. Creo que tiene un sentido claro de la justicia, pero que eso no anula en ella conceptos fundamentales como los de libertad y democracia. Tampoco advierto en doña Amalia esas notas de populismo y demagogia tan evidentes en otros personajes de la izquierda, o que se dicen de esa posición. Aunque pertenece a una tradición socialista que llegó a ser en un tiempo radical, la señora no quedó anclada en posturas anacrónicas. Su discurso político, sus actitudes y programas, dan impresión de modernidad. Seguramente Zacatecas tendría en Amalia García a una gobernadora alejada de extremismos y capaz de coordinar los esfuerzos de todos los sectores que forman su comunidad. Ojalá los zacatecanos, que tantas veces han hecho historia, la hagan otra vez eligiendo a quien sería la primera mujer gobernadora electa en México en condiciones de plena democracia... Se casaron el chinito y la chinita. Al comenzar la noche de bodas le dice con mucha delicadeza el chinito a la chinita: "Esto le va a lolé un poquito". Empiezan las acciones, y dice la chinita: "Léle". Contesta el chinito: "Le lije que le iba a lolé". "No -replica la chinita-. Léle más aplisa"... FIN.

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