Le cuenta una señora a otra: ?Dice mi nutriólogo que cada vez que haga el amor quemaré unas 500 calorías?. ?¡Fantástico!? -exclama la amiga-. ?Ni tanto -suspira la señora-. Con Feblilio cuando mucho voy a quemar unas 50 calorías al año?... Doña Suplicia le dice a su marido: ?Me siento muy cansada, Capronio. Todos los días tengo que barrer, trapear, lavar y planchar, hacer la comida, cuidar a los hijos, y todavía por la noche estar contigo en calidad de esposa. Me cansa hacer todo eso?. ?Te voy a conseguir ayuda -acepta Capronio-. Contrataré a una mujer para que por la noche esté conmigo en calidad de esposa?... Babalucas cortejaba a Avidia, muchacha frívola, egoísta, codiciosa e interesada. Para dar fuerza a su amorosa pretensión el tonto roque acompañaba su galanteo con obsequios: le regaló a Avidia un collar de perlas, un brazalete de buen precio, unas ajorcas de oro de tres brillos y un reloj fino que no sólo lucía mucho: también daba la hora. Aindamáis, todos los días la llevaba a cenar en restoranes caros, a bailar en los sitios de moda, y le mandaba cajas de chocolates y floridos ramos. Después de seis meses de adamarla en esa forma asidua y pertinaz, cuando ya se le habían agotado los caudales, Babalucas se animó por fin a pedirle que se casara con él. ?No, -lo rechaza Avidia-. Eres muy gastador?... La mujer de don Senilio le dice: ?Ya no eres el mismo de antes, viejo: siempre te interesó una sola cosa, y ahora ya ni siquiera te acuerdas de cuál es?... Otra señora decía hablando de su esposo: ?El único placer de la carne que le queda es la comida. Ya hasta hizo poner un espejo en el techo del comedor?... Le dice lord Feebledick a lady Loosebloomers: ?Si supieras cocinar podríamos prescindir de la cocinera?. ?Sí, -replica lady Loosebloomers. Y si tú supieras hacer el amor podríamos prescindir del jardinero, el mayordomo, el guardabosque y el chofer?... Don Martiriano, esposo de doña Jodoncia, fue a la demarcación de policía y dijo al oficial de guardia: ?Vengo a reportar la desaparición de mi mujer. Salió de la casa y ya no regresó?. ?¿Cuánto hace de eso?? -pregunta el policía-. Responde don Martiriano: ?Un mes?. ?¿Un mes? -se asombra el oficial-. ¿Y por qué hasta ahora reporta la desaparición?. Contesta don Martiriano: ?Es que creí que era un sueño?... El otro lado de la moneda: también hay discriminación sexual contra el varón. Por ejemplo, a mí nadie me ha preguntado nunca cómo le hago para combinar mi matrimonio con el trabajo... Un hombre muy gordo, gordísimo, llegó feliz a la cantina: ?¡Una copa para todos!? -ordena jubiloso al cantinero. Le pregunta un amigo: ?¿Por qué andas tan contento??. Relata el obeso señor: ?-Hace un rato llegué a mi casa y encontré a mi mujer en la recámara con tres individuos. Le pregunté, furioso: ?¿Cómo es posible, Falcidia? ¡Y con tres hombres!?. Ella me respondió: ?Se necesitan tres hombres para llenar tu sitio en la cama?. ¡Díganme si un piropo de ésos, y en labios de mi propia mujer, no es para ponerme feliz!?... Se casó un joven pastor protestante. La noche de bodas, antes de ocupar su sitio en el tálamo nupcial, el reverendo se arrodilló al pie del lecho y se puso a orar con devoción. ?¿Por qué estás orando?? -le pregunta su flamante mujercita. Responde el piadoso muchacho: ?Es para pedirle guía al Señor?. Le dice la muchacha: ?Tú pídele fortaleza. De guiarla me encargo yo?... (No le entendí)... FIN.
