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De Política y Cosas Peores

Armando Camorra

La señora llegó a su casa y se sorprendió al ver que en su ausencia su marido había comprado artefactos de cocina de todas clases: cucharas, coladores, cernidores, molinos, cacerolas de distintos tamaños, recipientes diversos. “¿Por qué compraste todo eso? -le pregunta con asombro-. Tú no tienes la menor idea de cómo es una cocina”. Responde el esposo con una gran sonrisa: “Y tú no tienes la menor idea de cómo era la vendedora”... La mejor declaración sobre la renuncia de Marta Sahagún de Fox a su aspiración presidencial la hizo Raúl Alejandro Padilla Orozco, presidente nacional de los comerciantes, cuando dijo que ahora hay una nube menos en el panorama político de México. En efecto, esa renuncia, aunque tardía, hace desaparecer un punto de controversia que dañaba al Presidente Fox y causaba inconvenientes de todo orden a su administración. Jamás debió doña Marta abrigar la ambición de suceder a su marido en la que a pesar de él se llama todavía “máxima magistratura”. Su condición de esposa del Presidente y -sobre todo- su absoluta falta de preparación para el cargo hacían que esa pretensión fuera desatinada. Mal hizo la señora en concebir tan imprudente idea, y peor todavía en maniobrar para darle concreción. Ni siquiera supo la primera dama escuchar las voces que en forma casi unánime rechazaban su presencia en la contienda. Si hubiese dado oído a esas opiniones se habría retirado en buen tiempo y buena forma. Tardíamente lo hace ahora, cuando su desistimiento será interpretado como efecto de la renuncia de Durazo. En fin, aquí es forzosa la cita del refrán según el cual más vale tarde que nunca. Y nadie diga que doña Marta fue víctima de machismo o misoginia. Fue víctima, sí, de la ceguera que causa el poder, de su falta de buen sentido y del abuso que hizo de la situación en que la puso su matrimonio con el Presidente. Ojalá lo sucedido sirva para que en el futuro tengamos, ahora sí, una primera dama de primera. Y un comentario final: hay una nube menos en el cielo mexicano, es cierto. Pero –digo yo- queda ese ominoso nubarrón llamado Andrés Manuel López Obrador. La mejor manera de disiparlo sería a golpes de votos... Le informa la muchacha a su mamá: “Es el casero, que viene por la renta”. “-Ofrécele una silla -responde la señora-. Dile que ya voy”. Regresa la muchacha: “Dice el casero que con los meses que le debes no es suficiente una silla. Que le ofrezcas una cama”... Y para terminar, he aquí el triste caso del señor al que un día se le ocurrió acompañar por primera vez a su esposa en la caminata que ésta hacía diariamente por el parque. Era temprano, había poca gente, y la naturaleza estaba inspiradora. El señor empezó a ponerse romántico con su señora. En eso estaba cuando llegó un gendarme. “Tendrán que acompañarme” -le ordenó-. Están cometiendo faltas contra la moral”. El señor se llevó aparte al policía y le dijo : “Señor agente, soy una persona muy conocida; esto me afectaría mucho. Acepte usted esta pequeña cantidad para que lleve a su familia a pasear el domingo, y olvidemos el asunto”. “Está bien, jefe -dice el policía-. Por ser ésta la primera vez, pase. Pero la mujer sí tendrá que acompañarme. Es reincidente; casi todos los días la pesco en esto mismo”... FIN.

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