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De Política y Cosas Peores

Armando Camorra

Le dice un ebrio a otro con tartajosa voz: “Compadrito: esta vida es una barca”. “¡Qué buena frase, compadre! -se admira el otro borrachín-. ¿Quién la dijo?”. Responde el otro temulento: “Calderón de la Caca”... El salaz tenorio le hizo una petición desorbitada a la virtuosa señorita. Respondió ella: “Eso lo haré hasta que me case”. A partir de entonces el tenorio llama una vez por semana a la muchacha y le pregunta “¿Ya te casaste, linda?”... Otro ebrio entró por equivocación en un cementerio. Su beodez y la oscuridad de la noche lo llevaron a caer en un profundo pozo abierto para tumba. Ahí se quedó profundamente dormido. Al día siguiente se despertó con la fresca del mediodía. Al ver el lugar en donde estaba se quedó muy pensativo. Dijo ponderando la circunstancia en que se hallaba: “-No entremos en pánico, y analicemos razonablemente esta extraña situación. Aquí no hay más que dos posibilidades: o estoy vivo o estoy muerto. Si estoy vivo ¿por qué me encuentro en una tumba? Y si estoy muerto ¿por qué tengo tantas ganas de mear?”... Le dice el marido a su esposa: “Mi vida, te tengo una buena noticia: se va a cumplir tu sueño de vivir en un departamento más caro”. “¿De veras? -exclama jubilosamente la señora-. ¿Cómo es eso?”. Contesta el hombre: “El casero nos subió la renta”... Concentrados como estamos en politiquerías olvidamos que hoy por hoy uno de los mayores problemas que afronta México es el desempleo. Si no se toman medidas para atemperar siquiera los efectos de ese grave mal se estarán creando condiciones para que tarde o temprano se produzcan estallidos de irritación social. De hecho debería asombrarnos que no se hayan registrado ya problemas como los que han acabado con la estabilidad de otras naciones de América Latina. A la Guadalupana deberíamos agradecer ese milagro, o al estoicismo que, se dice, posee el pueblo mexicano. Hay quienes se oponen vigorosamente a la inversión extranjera en determinados campos de la actividad nacional hasta ahora vedados a la inversión privada. En la actual situación, sin embargo, debe propiciarse todo aquello que redunde en la creación de empleos y en el mejor aprovechamiento de nuestros recursos. Ningún bienestar podrá conseguirse si no es a través del trabajo. Empleos es lo que más necesita ahora México, y no la conservación de tabúes ya obsoletos... “Vengo a verlo, doctor -dice el infeliz paciente al siquiatra- porque tengo un complejo que me hace mucho daño: me creo muy feo”. “Acuéstese en el diván -le pide el siquiatra-. Volteado hacia la pared, por favor”... La linda muchacha le dice a su cortejador: “Haría eso que me pides, Libidiano, pero sé que me odiaré por la mañana”. Propone el labioso sujeto: “No te preocupes. Dormiremos hasta el mediodía”... El marido regresa inesperadamente a su casa a media mañana y encuentra a su esposa en la recámara en situación comprometida con un desconocido. Antes de que el marido pudiera abrir la boca, el tipo se dirige sin inmutarse a la señora y le dice con voz de locutor de la televisión: “Y ahora dígame con sinceridad, señora: ¿cuál de estas dos sábanas le parece más blanca?”... Y para terminar recordemos el majadero cuanto pelantrusco chiste del tipo que le dijo a su ingenua novia: “Voy a hacerte algo que quizás te asuste un poco”. Y procedió a cumplir con ella el consabido rito natural. Después de lo hecho, la chica, gratamente sorprendida, le pidió que la asustara otra vez. Y luego otra. A la siguiente vez que le pidió otro susto el desfallecido galán se endereza penosamente en el lecho, reúne todas sus fuerzas y con voz apenas audible le dice: “¡Bú!”... FIN.

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