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De Política y Cosas Peores

Armando Camorra

La chica de la vida alegre dice muy orgullosa a sus compañeras: "-Estuve con un señor muy educado. Al terminar me dijo que iba a pagar mis servicios en lo que realmente valían, y me dio mil pesos”. "-¡Fantástico! -exclama una de las compañeras-. ¡Es la primera vez que sé de una propina de 999 pesos”... Una joven señora hace una delicada revelación a otra: "-El que es ahora mi marido me quitó la honra, por eso tuve que casarme con él”. "-¡Qué coincidencia! -se alegra la otra-. ¡Yo le quité la honra al que era mi marido, por eso me tuve que divorciar de él!”... En la oficina dice una secretaria a otra: "-El señor Gaudicio pesa 85 kilos; el señor Florández 75 y medio y el señor Patané pesa 60 kilos tres cuartos”. "-¿Cómo lo sabes?” -pregunta otra secretaria-. "-Puedo calcular exactamente el peso de cualquier hombre con sólo verlo” -responde la muchacha-. "-A ver -pregunta la otra-. ¿Cuánto pesa esa caja fuerte?”. "-¡Oye no! -replica la muchacha-. ¡Cajas fuertes nunca he tenido encima!”... Durante mucho tiempo los empresarios mexicanos cayeron en el error gravísimo de abstenerse de toda participación en la política. "-Ésa es cosa de sinvergüenzas -solían decir-. Yo estoy entregado a mi trabajo”. Se dedicaban así los empresarios a ponerse bien con el poderoso en turno para obtener de él franquicias, exenciones, permisos, concesiones y todas las demás ventajas que del gobierno pueden derivar. Ahora las cosas están cambiando, y muchos empresarios asumen una posición crítica y de preocupación por la marcha de los asuntos nacionales. A una generación de empresarios indiferentes que se cuidaban sólo del buen éxito de sus negocios y del aumento de sus capitales, y que en el mejor de los casos tenían sólo un vago sentimiento de caridad social, ha seguido otra de empresarios con sentido de responsabilidad comunitaria que participan en política, opinan acerca de la vida pública y emiten juicios importantes que contribuyen a dar sentido a la Nación. Eso es muy importante, sobre todo en estos tiempos en que nos amenaza la ola populista, y que una nueva demogagia disfrazada de reivindicación social puede ganar el poder en la próxima elección presidencial. Ciertamente la justicia social es un imperativo que ya no se puede soslayar. Hacia esa justicia debe orientar su rumbo la política. Ese valor supremo, sin embargo, no puede conseguirse sino preservando la vía democrática y el ejercicio de la libertad. Quienes enarbolan el populismo no vacilan en sacrificar esos bienes sociales. Los empresarios, parte fundamental de la sociedad civil, pueden aportar puntos de vista y acciones de significación para evitar que México vuelva a un caudillismo insano y a una política de paternalismo pernicioso...

La señora se quejaba continuamente; quería que su esposo le comprara otra casa, pues la que tenían le parecía muy chica. El marido le dice: "Leí en una revista de decoración que si pintas una habitación de amarillo se verá más grande. ¿Por qué no pintas de amarillo toda la casa?”. Responde la señora con encono: "Si de verdad crees eso, píntate aquello de amarillo por las noches”... Le pregunta un investigador a la muchacha: "¿Qué opina usted del sexo en la televisión?” Responde ella: "-Es muy incómodo. Cala mucho, y siempre acaba una resbalándose”... FIN.

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